Una cosa que me encanta de la relación de mis padres es que siempre están burlándose el uno del otro. Incluso cuando discuten o hay tensión en el ambiente, siempre están haciéndose pequeñas bromas.
Son familiares, los mismos chistes que se han estado diciendo durante años, pero los hijos nos seguimos riendo porque los reconocemos por lo que son: pequeños momentos de conexión entre nuestros padres, pequeños destellos de su afecto perene mutuo.
De hecho, existe un nombre para este fenómeno y es una de las diversas formas demostradas científicamente para fortalecer una relación.
En la década de 1970, el doctor John Gottman y sus socios investigadores pidieron a unas parejas que resolvieran un conflicto en su relación en 15 minutos mientras ellos observaban.
Después de estudiar las grabaciones y de llevar un seguimiento de las parejas nueve años después, fueron capaces de predecir qué parejas seguirían juntas y cuáles se divorciarían, con una precisión de más del 90 por ciento. ¿Cómo?
Sostienen que la diferencia entre las relaciones felices e infelices se reduce a la proporción entre interacciones positivas y negativas, más concretamente, de cinco a uno. Así que, por cada interacción negativa durante un conflicto, un matrimonio feliz tiene cinco (o más) interacciones positivas.
“Cuando [las parejas en un matrimonio feliz] hablan sobre algo importante”, dice el doctor Gottman, “quizás estén discutiendo, pero también ríen y bromean y hay muestras de afecto, porque han establecido conexiones emocionales”.
Esto no surge de forma natural en todas las parejas, obviamente. Sobre todo en matrimonios en los que las personalidades tienden a chocar en vez de complementar, puede ser necesario un auténtico esfuerzo de voluntad para aceptar las burlas bienintencionadas en medio de un debate. Sin embargo, es una de las cosas más importantes que puede hacer una pareja para mantener su conexión emocional.
Ser un equipo
Hay otra manera importante de fortalecer tu relación y también resulta ser algo que a mis padres se les da especialmente bien. Esta requiere menos fuerza de voluntad y más arremangarse a la antigua usanza: compartir las tareas domésticas.
Lo sé, lo sé. Es un rollazo pasar todo el día en el trabajo para luego llegar a casa y tener que trabajar más. Pero así es la vida: vivirla requiere trabajo y vivirla felizmente con la persona amada requiere asegurarse de que es feliz también.