No se trata simplemente de poner fin a una adicción, sino de encontrar un mayor equilibrio para tu bienestar general.
En Estados Unidos, 15 de cada 100 adultos fuma cigarrillos y, aunque es un hábito que ha decaído en los últimos años, todavía queda mucho camino por andar. Fumar no solo daña la salud (lo más obvio), sino que hay mucho más detrás de la decisión de abrir un paquete de tabaco. Es reflejo de un desequilibrio en el bienestar general, así que es ahí precisamente donde se han centrado en los últimos años muchas investigaciones para dejar de fumar.
Hay decenas de métodos que prometen a los fumadores poder abandonar su hábito: medicamentos que funcionan sobre los centros de placer del cerebro, parches que ofrecen dosis mínimas de nicotina y otras sustancias varias. Pero no se trata solamente de dejar para siempre el tabaco, sino de adoptar un estilo de vida más sano, de forma holística.
Hemos hablado con tres especialistas —el director ejecutivo de Smokenders, el fundador de la aplicación ‘Craving to Quit’, y la directora de educación en mindfulness de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA)— que incorporan todos el mindfulness (el autoconocimiento, la conciencia plena, la atención sobre uno mismo…) y la salud integral física y mental en sus programas. Estos especialistas nos han hablado sobre cómo estos procesos pueden ofrecer un camino diferente hacia una salud y una vida mejores.
Dejarlo a través del aprendizaje
“Sigue fumando mientras aprendes a dejarlo”. Esta es la frase que escuchan los miembros al cruzar la puerta de una reunión de Smokenders, algo que desmonta de inmediato las ideas preconcebidas sobre el proceso de dejar de fumar. Esto es importante porque la prohibición solamente genera más ansiedad, y la idea es que las personas entren en la disposición mental correcta.
La filosofía detrás de este curso es la educación: de igual modo que hubo un proceso de aprendizaje para incorporar el cigarrillo en tu vida, hay un proceso de aprendizaje para dejarlo atrás. Jacqueline Rogers, creadora del curso, fundadora de la empresa y antigua fumadora empedernida, usó su grado en Psicología para crear un programa que le permitiera dejar de fumar en 1969, y resultó tan eficaz que lo compartió con el público. Ahora, el programa de siete semanas está disponible en Internet.
Don Seibert, director ejecutivo de Smokenders Worldwide, explicó que, para crear el programa, los investigadores analizaron los sentimientos, las emociones, las reacciones físicas y los comportamientos relacionados con el hábito.
Fumar se relaciona con cuatro áreas que hay que tener en cuenta al empezar el proceso de dejarlo: la adicción física; el aspecto sociológico, que enlaza con comida, cafeína y alcohol; los desencadenantes psicológicos o emocionales causados por el estrés, la ansiedad, la depresión, la soledad, etc.; y los hábitos o las respuestas y comportamientos condicionados que se construyen en torno al fumar.
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