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¿Cómo superar el pasado?

SADNESS

Photo by Ethan Sykes on Unsplash

Javier Fiz Pérez - publicado el 29/12/17

La presencia del trauma en la vida

Un trauma es una herida psíquica que sufren algunas personas como consecuencia de un suceso o conjunto de sucesos negativos en su vida, que les afecta de forma dramática causándoles dolor y angustia emocional.

Estos sucesos negativos dejan huella en la persona que lo sufre. Modifican su personalidad y también afectan a su actitud y comportamientos futuros ante situaciones similares.

Estas personas también tratan de evitar o huyen de esas situaciones como un mecanismo de defensa, al no haber sido capaces de asimilarlo psíquicamente ni de haberse adaptado a la nueva situación.

¿Quién puede sufrir un trauma y por qué?

Un trauma puede producirse a cualquier edad. Sin embargo, es en la infancia y en la adolescencia cuando las personas son más vulnerables y quedan marcadas con más fuerza por lo que les sucede. A estas edades no se tiene una personalidad definida y se tiene poca capacidad de respuesta para hacer frente a acontecimientos que influyen negativamente en las personas.

Hay sucesos en la infancia que marcan para siempre y que dejan secuelas dependiendo, sobre todo, de la gravedad del suceso y de la frecuencia con la que ocurrió.

Reacciones psicológicas más frecuentes ante una agresión o un abuso sexual

Cuando un hombre o una mujer han sufrido algún tipo de agresión o abuso sexual es posible que se experimenten algunas de estas reacciones. Lo importante es ser conscientes de que es una reacción natural y que no debemos sentirnos culpables por el hecho de percibir alguna de estas reacciones.

La violencia sexual es una experiencia traumática que amenaza a la integridad tanto física como mental de la persona. Aunque en la agresión o el abuso no hayas sufrido consecuencias serias para tu salud física, la mente responde para defenderse de la agresión.


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Es por ello que sobre todo durante las primeras semanas puedes:

  • Sentirte rara/o, distinta/o, confundida/o y sentir que la imagen que tienes de tu cuerpo ha cambiado.
  • Sentir miedo, rabia, tristeza, desánimo a la vez que sentirse aliviada/o de estar viva/o.
  • Llorar, estar triste y sentir mucha impotencia es frecuente cuando uno sufre un suceso así.
  • No tener apetito.
  • Tener problemas para dormir o tener pesadillas.
  • No estar tan a gusto con los amigos/as, la pareja o tus familiares.
  • Querer estar sola/o. No querer hablar con nadie.
  • Tener la sensación de qué lo que ha pasado es irreal. Preguntarte a ti misma/o si ha pasado realmente, si ha sido un sueño o una pesadilla.
  • Estar en alerta constantemente, es decir, sobresaltarse por cualquier cosa, sentir impaciencia e irritabilidad, tener muchas dificultades para concentrarse. Junto a estas reacciones aparecen síntomas físicos como tensión muscular, temblores, sudoración, taquicardia o sensación de ahogo y falta de aire.
  • Evitar de lugares o situaciones que nos recuerdan a la agresión o abuso. Ya sea el lugar donde ocurrió la agresión, las personas parecidas al agresor/a, salir al anochecer o al amanecer dependiendo en qué momento tuviera lugar la agresión o aspectos indirectos a la agresión como evitar pensar o hablar de lo ocurrido para no sentir dolor.
  • Culpabilidad “siento como si hubiera sido culpa mía” “si no me hubiera vestido así no me hubiera ocurrido” “debería haberme defendido más” o “no debería de haberme defendido”.
  • Sentir que no tienes fuerza para llevar a cabo tu día a día, sentirte incapaz para ir al trabajo, o para levantarte e ir al colegio, instituto o Universidad, para hacer tus tareas, etc.
  • Alteración de la actividad sexual. No tener ningún tipo de deseo sexual o un gran aumento del deseo y de conductas de hipersexualidad.
SADNESS
Photo by Pablo Varela on Unsplash

Cómo superar un trauma

Todas las personas, y a cualquier edad, pueden quedar traumatizadas por un suceso negativo que ocurra en un momento determinado. Lo importante es afrontarloy no permitir que le afecte durante toda la vida. Para ello es aconsejable:

– Contar con el apoyo de amigos y familiares. En casos concretos se puede encontrar apoyo a nivel social, según el tipo de trauma que se sufre. Las mujeres maltratadas o víctimas de abusos sexuales, pueden acudir a determinados centros sociales que tengan entre sus funciones, la de ayudar a víctimas de agresiones sexuales.

– Acudir a un profesional. En determinadas ocasiones no se tiene clara la causa del trauma. Lo principal, en este caso, es descubrirla para comprender el porqué del problema y a partir de ahí poner solución. Es aconsejable acudir a un profesional para que a través de conversaciones o mediante algún tipo de terapia que ayude a encontrar el origen del problema.

– Superar los posibles sentimientos de culpa. Hay personas que se sienten culpables por el suceso que les causó el trauma. Consideran que podían haberlo evitado o que fueron ellas quienes provocaron la situación. En estos casos, lo primero es superar ese sentimiento de culpabilidad, deben tener claro que ellas son las víctimas y que no hicieron absolutamente nada para que eso sucediera.

– Modificar las conductas. Consiste en modificar los pensamientos, sentimientos y emociones. Cuando con relación al suceso traumático aparecen una serie de conductas irracionales. Un buen psicólogo puede ayudar a comprender la irracionalidad de esas conductas, desmontando esas ideas y enseñando a modificarlas o a cambiarlas por otras alternativas.

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