Una vez casados, compartimos el día a día con nuestro marido, como compañeros de equipo, durante toda la vida. Sin embargo, aunque el amor haya evolucionado con los años, a veces conviene recordarle con sencillos actos la fuerza de nuestros sentimientos hacia él…
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“En lo bueno y en lo malo”. Con esta condición consentimos ante Dios tomar a nuestro marido por esposo. Desde ahí, avanzamos día tras día a su lado a través de las vicisitudes de la vida. Poco a poco nos damos cuenta de que el amor, cimiento de nuestra relación, es como una flor: por sublime y robusta que sea, es indispensable cuidarla para que no se marchite.
Aquí hay una selección de pequeñas cosas que pueden dar fe de nuestro amor hacia el hombre de nuestra vida, de forma diaria o más puntualmente. Desde una perspectiva más concreta, veremos lo bueno que es para ellos y para nosotras que les recordemos cuánto les amamos.
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