La psicoterapeuta Katherine Schafer escribe que, a lo largo de la vida, buscamos las respuestas a cuatro preguntas muy concretas.
Quizás nunca las pronunciemos en voz alta, pero componen un subtexto sin palabras para mucho de lo que decimos.
Las respuestas que buscamos, aunque también carezcan de palabras, son cruciales para una relación saludable y feliz.
Lo que intentamos descubrir es:
- ¿Me ves?
- ¿Valoras que esté aquí?
- ¿Soy suficiente para ti o necesitas que sea mejor de alguna forma?
- ¿Puedo deducir que soy especial para ti por la manera en que me miras?
(A propósito, Schafer escribe que una de las razones por las que la gente adora tanto a los perros es porque responden a las cuatro preguntas con un entusiasta “¡Sí!”).
Así que, por ejemplo, yo podría decir “Jolín, menuda plasta de día he tenido”, y de verdad quiero contarte mi día y que me des tus impresiones, pero quizás también busque confirmación de que te importo, de que notas mi presencia, de que soy suficiente.
No espero que respondas a esas preguntas “secretas” directamente, por supuesto, pero seré capaz de sobreentender la respuesta a través de la manera en que me respondes.
Obviamente, si tu respuesta es despectiva o crítica o directamente cruel, entenderé que no soy importante para ti. Pero Schafer dice que hay más de una manera de responder a estas preguntas, que no siempre es el “no” el que daña la relación.
¿Y si lo que pasa es que no estás prestando atención? ¿Y si apenas levantas la mirada o no participas casi nada en la interacción? ¿Y si es que no estás presente realmente durante la conversación?
Eso me transmite lo mismo: que no me ves, que en realidad no te merezco el esfuerzo.
John Gottman, que investiga las relaciones humanas, se percató del mismo hecho. Cuando una pareja hace una llamada de atención, es de tremenda importancia que sea reconocida.
Emily Smith, después de una entrevista con Gottman, describe cómo sucede esto:
Durante el día, las parejas hacen peticiones de conexión, algo que Gottman denomina “requerimiento”. Por ejemplo, digamos que el marido es un entusiasta de los pájaros y ve un jilguero posado en el patio. Quizás diga a su esposa: “¡Mira qué preciosidad de pájaro!”.
No solo está comentando el ave, está requiriendo una respuesta de su esposa, una señal de interés o apoyo, esperando que les haga conectar, aunque momentáneamente, en torno a la presencia del ave.
Esa respuesta es crucial. No por el pájaro, sino por la voluntad de la pareja de interactuar con la persona para que, de hecho, responda a las cuatro preguntas: “Sí, te veo. Sí, me importas. Sí, eres suficiente, y sí, eres especial para mí”.
Esa respuesta afirmativa se comunica a través de la voluntad de la pareja de participar en el requerimiento del otro de conexión. La pareja no tiene por qué tener un interés auténtico en el pájaro, siempre y cuando responda a su cónyuge.
Estos pequeños requerimientos de atención suceden a lo largo del día, todos los días. Cuando se ignoran o cuando la persona responde con una atención mínima, crea una mella en la relación de igual forma que lo harían palabras crueles o de enfado.
Y es porque ignorar una petición de conexión no es solamente una falta de respuesta. Es, de hecho, una respuesta clara, un rotundo “no” a esas cuatro preguntas que componen el subtexto de tantísimas de nuestras interacciones.
Pensamos que basta con no ser irritables o injustos con las personas que amamos, pero el subtexto de nuestras palabras también es poderoso, más de lo que nos percatamos.
Siempre recuerdo a mi padre, un carpintero y un ávido seguidor de los deportes, que apagaba la radio de inmediato cuando abríamos la puerta de su taller.
Esa pequeña acción aclaraba muchas cosas: que éramos bienvenidos allí, que nuestra compañía era más importante que el comentario deportivo, que si teníamos algo que decir él estaba atento. Está en las cosas pequeñas.
El contacto visual, una sonrisa cuando un ser querido entra en la habitación, apartar el teléfono durante una conversación, responder con más del mínimo indispensable a esos pequeños requerimientos de atención… Así comunicamos de forma muy poderosa a amigos y seres queridos que son de grandísima importancia para nosotros.
Hoy celebramos a...