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La (verdadera) leyenda de la única Reina católica de la India

BEGAM SAMRU

© Victoria and Albert Museum, London 2017. All Rights Reserved

Indian Catholic Matters - publicado el 12/12/17

Begum Samru gobernó una provincia enorme y rica en el norte de la India, de manera tal que incluso la Compañía Británica de las Indias Orientales la consideraban una amenaza

Quizás a muchos católicos le sorprenda gratamente saber que una vez hubo una reina católica que gobernó una vasta y rica provincia en el norte de la India, de manera tal que incluso la Compañía Británica de las Indias Orientales la consideraban una amenaza para sus ambiciones territoriales.

Pero lo que la distingue de todos los demás gobernantes, hombres o mujeres, es que tal vez sea la única gobernante católica de la India. Sin duda, es una distinción peculiar, ya que la India ha sido gobernada por una gran variedad de hindúes, musulmanes, budistas, jainistas e incluso sijistas, pero nunca católicos. Begum Samru administraba Sardhana, un principado pequeño pero próspero cerca de la ciudad de Meerut, en el Estado de Uttar Pradesh, en la India de entre los siglos XVIII y XIX.

Nuestra protagonista nació con el nombre de Farzana Zeb un-Nissa (1753); su padre era Latif Ali Khan, un noble de origen árabe, que se había instalado en la ciudad de Kotana, a unos 50 kilómetros al noroeste de Meerut. Cuando Begum Samru tenía seis años, perdió a su padre.

A causa del maltrato del hijo mayor del padre, de madre diferente, la madre de Begum Samru se mudó con ella a Delhi, donde la joven Begum escogió la danza como profesión. Tenía un estilo elegante y a los 15 años debía de tener una belleza fuera de lo común, ya que llamó la atención de un mercenario europeo, Walter Reinhardt Sombre, con quien se casó más tarde.

El 7 de mayo de 1781, cerca de los 40 años, fue bautizada como Joanna Nobilis Sombre por un sacerdote católico romano. Sin embargo, habitualmente la llamaban Begum Samru.

Como mercenario emprendedor, Walter se mudó de Lucknow a Rohilkhand (cerca de Bareilly), luego a Agra, Deeg y Bharatpur y de vuelta a la región del Doab. Walter se convirtió en gobernador de Agra. Había formado un poderoso ejército mercenario. Posteriormente, el emperador mogol Shah Alam II le permitió gobernar desde el principado de Sardhana. Por desgracia, Walter no vivió mucho y falleció el 4 de mayo de 1778.

Administradores de la Biblioteca Chester Beatty, Dublín

Entonces, Begum Samru enterró a su marido en su ciudad favorita, Agra. Ella heredó su ejército mercenario y le sucedió como gobernadora de Sardhana. Samru, aunque de estatura pequeña, llevaba turbante y montaba a caballo dirigiendo sus tropas a la batalla.

Tan invencible parecía que su ejército, ocupando la línea izquierda del ejército maratha en la batalla de Assaye (durante la Segunda Guerra anglo-maratha), su sección fue la única de la fuerza maratha que no sucumbió al caos en el campo de batalla. Tras aniquilar una avanzadilla de la infantería británica del Regimiento n.º 74 de los Highlanders y un destacamento de piquetes comandado por el coronel Orrock, su ejército resistió entonces una carga de caballería del Raj británico, antes de abandonar el campo de batalla todavía en buen estado. Más adelante introdujo a jats en sus ejércitos irregulares.

Después de la caída de la ciudad de Aligarh en septiembre de 1803, la persuadieron de que se rindiera al general británico Lord Lake y más adelante vivieron en buenos términos con los británicos, recibiendo visitantes entre los que se incluían el obispo de Calcuta Reginald Heber, el comandante en jefe del ejército indio Lord Combermere, y el explorador italiano Jean-Baptiste Ventura. La dirección de la gestión interna del Estado en manos de Samru era encomiable. Con el tiempo, aumentó su poder y gobernó una gran área desde Sardhana.

Pero el recelo británico no era infundado, ya que ella desempeñó un papel clave en el desarrollo político y militar de los siglos XVIII y XIX. Cuando el general británico Lord Lake conoció a Begum Samru en 1802, en un arrebato de entusiasmo dio a Samru un afable beso, lo cual consternó a las tropas de la gobernadora. Sin embargo, con el tacto que acostumbraba, ella los tranquilizó diciendo que era solamente “el beso de un padre a una hija arrepentida”.

En 1787, cuando el emperador mogol de India, Shah Alam, ciego y enfermizo, perseguía a Najaf Quli Khan tratando de sofocar la rebelión que había alentado, sucedió un incidente en la aldea de Gokalgarh que estrechó las relaciones de Begum y Shah Alam. Viendo que las tropas del emperador flaqueaban en su determinación de atacar al líder rebelde, Begum avanzó con 100 hombres y todas las armas que tenían y abrieron fuego contra Najaf Quli Khan y sus hombres. El truco funcionó y Najaf recurrió a la ayuda de Begum para negociar la paz con Shah Alam. Agradecido por su intervención, el emperador le confirió honores especiales en la corte real y la declaró “su hija más querida”.

El palacio de Begum Samru en el mercado de Chandni Chowk, en Delhi, fue construido en un jardín como regalo de Akbar Shah, penúltimo emperador mogol, a Begum cuando el emperador subió al trono tras la muerte de su padre Shah Alam en 1806. Este edificio palaciego sigue en pie en Chandni Chowk, Nueva Delhi, y actualmente es propiedad del Banco Estatal de la India, sucursal de Chandni Chowk.

Otro complejo palaciego que perteneció a Begum en la ciudad de Gurgaon se ha perdido totalmente a causa del pillaje. Este edificio se encontraba entre Gurgaon y el pueblo de Jharsa, y gran parte fue designada a residencia del recaudador del distrito u oficinas. Construido en estilo islámico, las ruinas del palacio sobrevivieron en Gurgaon hasta el 2008 aproximadamente.

El palacio que Begum construyó en Sardhana, cerca de Meerut, fue el centro de una gran actividad durante el reinado del emperador mogol Akbar Shah. El Shah Alam II, su predecesor y padre, consideraba a Begum Samru como su propia hija. Se ganó tal afecto porque Begum había salvado a Delhi de la invasión de un ataque de 30.000 sijistas, liderados por Baghel Singh en 1783. Habían acampado en Tis Hazari (cuyo nombre deriva del número de soldados reunidos, unos 30.000). Gracias a las negociaciones de Begum, los sijistas no entraron en la ciudad y volvieron a Punyab, después de recibir un generoso regalo monetario de Shah Alam.

Jupitus Smart | CC BY-SA 4.0

Begum construyó también la que hoy se conoce como basílica de Nuestra Señora de las Gracias. Antes de ser creada basílica, la iglesia que construyó fue catedral durante un breve periodo, con su propio obispo. En la iglesia hay una carta que Begum habría escrito al papa Gregorio XVI: “Me enorgullece decir que [esta iglesia] está reconocida como la de mayor excelencia, sin excepción, en India. El exquisito trabajo con piedras semipreciosas, estatuas que parecen tener vida, una veranda con 18 columnas griegas, un altar elevado con una cúpula interior con vitrales, dos torres en aguja y tres cúpulas romanas, todo contribuye a su esplendor”.

Begum quería que fuera similar a las grandes iglesias de Roma, por lo que contrató al arquitecto italiano Antonio Reghelini, que necesitó 11 años para completarla. A la izquierda del santuario hay un edificio de 6 metros de altura tallado por el escultor italiano Adamo Tadolini y transportado en barco desde Italia a Kolkata, luego en balsas por el Ganges y hasta la iglesia en carros de bueyes. Durante marzo y noviembre, miles de personas acuden a bendecir a Begum y rezar a la Virgen María.

Los palacios de Begum han sido convertidos en escuelas, universidades y hostales. En Sardhana, fue mecenas de artistas y poetas y le gustaba regalar vivos retratos de ella misma a la gente. Su ministro Diwan Rae Singh fue un ancestro de Jawaharlal Nehru, el primer primer ministro de la India. Regalaron a Begum una hermosa residencia en Chandni Chowk, justo frente a la fortaleza del emperador mogol, que ahora es el Palacio Bhagirath, uno de los mercados mayoristas de artículos electrónicos más grandes del país.

Begum Samru falleció el 27 de enero de 1836, con 90 años, y fue enterrada bajo la basílica de Nuestra Señora de las Gracias. Su herencia era tan grande y diversa que todavía hoy es objeto de disputas, casi dos siglos después de su muerte.

Nuestros compañeros en la India de Indian Catholic Matters han concedido amablemente esta historia a Aleteia. Animamos a los lectores a visitar su sitio web aquí.

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