Seguramente, los padres de chicas preadolescentes y adolescentes ya habrán tenido la conversación de la ropa, después de verlas aparecer listas para ir a la escuela llevando unos leggings apretados, un top por encima del ombligo o unos shorts minúsculos.
No intentamos reprimir tu “libertad de expresión”, les decimos. Nuestros cuerpos son hermosos y especiales y han de ser vistos así por todos. Por eso es importante que nos los veamos como meros objetos para publicar en las redes sociales o para alardear en la vida real.
«No dudes en expresarte de la forma que quieras… Puedes hacerlo con ropa menos ajustada y sexy», podemos concluir.
Ahora en serio, la próxima vez que nos enfrentemos por algo así, sería bueno esperar a que terminen las quejas y ofrecerles este motivo para que se planteen elegir con más cabeza su vestimenta: esos leggings casi transparentes podrían estar distrayéndolas a ellas mismas durante su trabajo escolar.
El doctor Leonard Sax, médico y psicólogo, escribe en Psychology Today en relación a que cada vez más investigaciones muestran una conexión entre la ropa que usan mujeres y su tendencia aautocosificarse.
En otras palabras, las chicas que están tan preocupadas por su aspecto y su vestimenta pueden tener dificultades para concentrarse en clase y hacer sus tareas.
Por eso, en muchas escuelas y colegios se prohíbe usar ropa demasiado corta o ajustada y la razón suele ser que provoca que muchos chicos se distraigan. Y es cierto.
Pero la conclusión de estos estudios cambian totalmente la perspectiva al asunto y llama a poner en duda las propuestas que buscan cambiar los códigos de vestimenta escolares al presentarse a favor de la libertad individual frente a normas consideradas misóginas.
Iniciativas como la de dos chicas de diez años en Atlanta (EE.UU.) que han reunido 1.000 firmas para cambiar el código de vestimenta escolar y permitir los leggings. Una de ellas afirmanba: «No deberían castigarme por el comportamiento de otras personas. Yo no soy una distracción”.
Y es cierto… solo que no vivimos en una burbuja. Tenemos que enseñar a nuestros pequeños que la forma en que nos vestimos y comportamos afecta a otras personas. Y aunque no deberíamos sentirnos castigados por ello, sí debería importarnos. Es de ingenuos pensar lo contrario.
¿Y tu forma de vestir?
Y esto también afecta a los adultos. Por eso no es suficiente decir a nuestros hijos cómo deben vestir. Importante es también cómo nos vestimos nosotros, los adultos, sus padres en concreto.
Es una cuestión que ahonda mucho más en temas de dignidad y respeto humanos, hacia los demás y hacia nosotros mismos.
Usted está leyendo este artículo gracias a la generosidad suya o de otros muchos lectores como usted que hacen posible este maravilloso proyecto de evangelización, que se llama Aleteia. Le presentamos Aleteia en números para darle una idea.
20 millones de lectores en todo el mundo leen Aletiea.org cada día.
Aleteia se publica a diario en siete idiomas: Inglés, Francés, Italiano, Español, Portugués, Polaco, y Esloveno
Cada mes, nuestros lectores leen más de 45 millones de páginas.
Casi 4 millones de personas siguen las páginas de Aleteia en las redes sociales.
600 mil personas reciben diariamente nuestra newsletter.
Cada mes publicamos 2.450 artículos y unos 40 vídeos.
Todo este trabajo es realizado por 60 personas a tiempo completo y unos 400 colaboradores (escritores, periodistas, traductores, fotógrafos…).
Como usted puede imaginar, detrás de estos números se esconde un esfuerzo muy grande. Necesitamos su apoyo para seguir ofreciendo este servicio de evangelización para cada persona, sin importar el país en el que viven o el dinero que tienen. Ofrecer su contribución, por más pequeña que sea, lleva solo un minuto.