Vivían como mascotas. Otros fueron salvados del cautiverio. La tortuga mata mata, especie en extinción encontró un refugio. Se trata del nuevo hogar que Kevin Huaymana, un adolescente rescatista, conserva en la selva peruana, desde los quince años de edad.
El albergue para animales en extinción de Kevin está ubicado a una hora de la ciudad de Iquitos en lancha, en un área de 10 hectáreas. Así entre caimanes, tortugas prehistóricas y plantas medicinales el joven adolescente pasa los días.
Desde la cima del pequeño mirador, donde duerme con su hermano todas las noches, como medida de precaución, porque en reiteradas ocasiones le han robado sus más preciados tesoros, Kevin recuerda, cómo con tan sólo unos guantes quirúrgicos rescataba, algunas especies, incluso en peligro de extinción, cuando con apenas catorce años, no tenía conciencia de lo que hacía.
Centro de rescate solidario
Mateo, el oso perezoso, llegó al borde de la muerte por la desnutrición, mientras que los bebes crecen hasta alcanzar un metro de largo, en este su nuevo hogar. Esta habilidad para atender a los animales y hacerlos sentir como en casa, la desarrolló desde muy niño.
Tienes que saber tomarlos, cuenta “Kevin de la selva”, como prefiere que lo llamen, a la prensa peruana. “A los caimanes que son rápidos, tienes que tomarlos por la cabeza, mientras sostiene a uno de los bebes en la palma de una mano, inmovilizándolo con el índice y el dedo medio.
Ahora a sus 18 años no solo rescata animales, sino también plantas medicinales, él prefiere las orquídeas de diferentes especies, además de las bromelias (plantas carnívoras). “Esta planta es antipirética, y es que una vez que tuve mucha fiebre, lo comprobé. Esta otra – desprende una flor menuda y amarilla- es anestésica, puntualiza orgulloso de su sapiencia médica.