Lo hace en referencia a la situación de emergencia en cuanto al paludismo que sacude al país
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Informe Mundial de Paludismo de 2017 anunció que está apoyando “respuestas de emergencia a la malaria en Nigeria, Sudán del Sur, Venezuela y Yemen, donde las crisis humanitarias en curso plantean graves riesgos para la salud”, según hace constar en la página 18 de la evaluación anual. Con esta afirmación, admite por primera vez que existe una crisis humanitaria en el país.
El Programa Global de Malaria, en colaboración con el Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, está prestando atención a la situación de la malaria que presenta una configuración compleja en estos cuatro países. Este abordaje se hace solo cuando hay un desastre natural u otro ocasionado por el hombre, como resultado de un conflicto y en medio de crisis políticas.
Pero, tarde y tímida, como suelen ser las respuestas de los organismos internacionales, se ha quedado corta.
“Esta mención aún no habla de la magnitud real. Se destaca que hay acciones especiales en cuatro países y que mandan cooperación técnica y recursos. Esto el gobierno no lo ha admitido”, denuncia el exministro de Salud José Félix Oletta.
El informe señala que esta enfermedad aumentó 76% desde 2010 en Venezuela, a pesar de que en 1961 había declarado que se eliminó la transmisión en gran parte del territorio. Pero no revela cifras oficiales nuevas, según el especialista. “Esta mención aún no habla de la magnitud real. Se destaca que hay acciones especiales en cuatro países y que mandan cooperación técnica y recursos. Esto el gobierno no lo ha admitido”, precisa Oletta.
La OMS reporta que hubo una caída de 78% en el presupuesto destinado a la prevención. La respuesta del gobierno fue presentada este jueves ante la Asamblea Nacional Constituyente – y no ante el Parlamento, como lo establece la Constitución- por Tareck El Aissami, vicepresidente de la República. Dio a conocer que destinarán 5,5% del Presupuesto de la Nación al sector salud, cifra casi ridícula después que la Organización Mundial de la Salud admitiera que existe una crisis humanitaria en Venezuela.
Los obispos venezolanos vienen alertando acerca de la crisis humanitaria en áreas como alimentación y salud mientras el gobierno resiste tercamente la posibilidad de aceptar la existencia de dicha crisis. En consecuencia, tampoco se autoriza ayuda humanitaria. Pero lo grave es que si cualquier asistencia resultaría insuficiente ante la magnitud del colapso de los servicios de salud y en el suministro de medicamentos, la asignación presupuestaria que anuncia el gobierno es, sencillamente, irrisoria.