La soledad de los ancianos frente a la soledad de los “single” es una realidad que cuestiona los valores del respeto y la solidaridad hacia nuestros mayores
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La cultura individualista del single originada en los países anglosajones irrumpió en nuestras vidas con un fenómeno llamado LAT (Living Apart Together), “Juntos pero cada uno en su casa” que estableció una manera de entender la relación de pareja que nunca había existido.
En algunas partes del mundo ha ido más allá poniendo en entredicho el valor de las relaciones humanas y el sentimiento de pertenencia y solidaridad que se experimenta cuando se forma parte de una comunidad social y familiar.
Las consecuencias de este fenómeno han producido algunos efectos y uno de los más visibles ha recaído sobre el colectivo de personas mayores. Hay millones que viven solas, se sienten solas y su sentimiento de aislamiento y soledad no es una elección fruto de una decisión personal.
Este es uno de los motivos por los que la organización de ayuda HelpAge International elaboró el informe Índice Global de Vigilancia del Envejecimiento que clasifica a los países según ratios de bienestar social y económico de los adultos mayores. Se analizaron los beneficios que cada país otorga en pensiones, espíritu comunitario y servicios de salud a las poblaciones de mayores de 60 años, una cifra que a nivel mundial representa a 900 millones de personas.
Más ricos no siempre implica mejor cuidados
Una de las principales conclusiones es que la riqueza de un país no se traduce necesariamente en un mayor bienestar para sus adultos mayores.
De América Latina llegan buenas noticias: Chile, Uruguay, Argentina, Brasil, Costa Rica, Ecuador y Panamá ocupan posiciones destacadas en positivo porque han logrado importantes avances para el bienestar de sus mayores.
Por ejemplo en Bolivia, “a pesar de ser uno de los países más pobres de la región” se ha elaborado el Plan Nacional de Envejecimiento para garantizar servicios de salud gratuitos y una pensión universal no contributiva para los mayores, conocida como la Renta Dignidad.
China es uno de los países que más cuida y respeta a sus ancianos, una población que allí supera los 40 millones de habitantes.
Día del respeto a los adultos mayores
Japón es el país que más veneración tiene por sus ancianos a quienes celebra con un día festivo, denominado Día del Respeto a los adultos mayores (Keirō No Hi). Ese día se pretende honrar a los ancianos y sensibilizar a la población, sobre todo a los más jóvenes, de la importancia de la experiencia de estas personas que han servido a la sociedad durante muchos años.
Sin embargo, esta política de inclusión, respeto y exaltación de la sabiduría no está generalizada en todos los países porque hay una realidad muy presente que muestra que hay millones de adultos mayores que se enfrentan a condiciones de vida muy difíciles no sólo en relación con los niveles de renta sino con aspectos vinculados a su bienestar psicosocial y personal.
Esta es la otra cara de la moneda de la soledad que enalteció la cultura single integrada por millones de jóvenes-adultos hiperconectados a través de las redes sociales y un sentido individualista de la existencia, donde los mayores han pasado a ser un colectivo “olvidado” que vive en una situación de soledad.
El doctor John T. Cacioppo, autor de “Loneliness“ (WW Norton), catedrático de Psicología de la Universidad de Chicago y experto en investigar los efectos de esta situación, afirma que “la soledad, en la sociedad actual, es un problema de salud pública; una epidemia que afecta a una de cada tres personas en la sociedad de la hiperconexión y las redes sociales”.
La soledad puede afectar a cualquier persona a cualquier edad pero cuando es un estado involuntario y cuando se alarga en el tiempo se transforma en aislamiento.
Aceptando que haya personas que se sienten felices estando solas, la mayoría prefieren contar con el apoyo y el afecto de quienes les quieren y a quienes quieren.
Las personas mayores son las que muestran una clara preferencia en sentirse acompañadas y ello no significa que no puedan vivir solas.
La verdadera necesidad es poder disfrutar de la compañía de quienes les rodean y pueden reducir la sensación de sentirse solas al estar en contacto con antiguos compañeros de trabajo, participar en tradiciones familiares y compartir momentos con la familia y amigos.
Pero la realidad es que para miles de personas su compañía se llama soledad. No salen de casa, no reciben visitas durante meses o no hablan con nadie durante días.
La soledad cuando no es elegida provoca sentimientos de tristeza y vacío y, la ausencia de relaciones sociales son factores de riesgo para sufrir peor salud.
La soledad aumenta el riesgo de enfermedad y muerte prematura
Los expertos señalan que la soledad tiene efectos adversos sobre la salud física y emocional de las personas, independientemente de la edad pero con mayores efectos en los ancianos por sus condiciones de vulnerabilidad.
Según los estudios del Profesor Cacioppo, “sentir una soledad extrema puede aumentar en un 14% las posibilidades de muerte prematura de una persona mayor”.
El mismo estudio indica que el impacto de la soledad en la muerte prematura es casi tan fuerte como el impacto de una situación socioeconómica desfavorecida.
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Las consecuencias de sentirse aislado de los demás puede provocar alteraciones como interrumpir el sueño, elevar la presión arterial, tener depresión y una sensación permanente de sentirse enfermo/a.
Conectividad relacional
La investigación de Cacioppo plantea dos niveles de relación para asegurar el bienestar de las personas mayores:
- Tener conectividad relacional, es decir, tener contactos cara a cara, de proximidad en condiciones físicas.
- Tener conectividad colectiva que permite sentir que se es parte de un grupo más allá de la percepción individual y es un medio para que se reconozcan los esfuerzos y las aportaciones hechas durante toda una vida.
Si esto existe, dice Cacioppo, las personas mayores que viven solas no se sienten solas porque permanecen socialmente comprometidas y reconocidas para disfrutar de la compañía de quienes les rodean.
Y para finalizar recogemos las palabras inspiradoras del Papa Francisco, muy acertadas en estos tiempos, especialmente, en esta época del año: “Un pueblo que no custodia a los abuelos, un pueblo que no respeta a los abuelos, no tiene futuro, porque no tiene memoria”.