Queremos aprender de ella esa fe y esa valentía para vivir nuestro cristianismo sin claudicar
Señor y Dios nuestro, tu escogiste para ti desde sus más tiernos años a Santa Cecilia.
Ella amó a Dios, a su familia, a sus semejantes, hasta entregar todos sus bienes a los pobres.
Desde su imagen nos señala una ruta.
Es un faro luminoso en los acantilados del mundo.
Se nos muestra joven, hermosa, rica y sana.
Exhibe valentía, carácter, robustez del alma… hasta entregar su vida.
Queremos aprender de ella esa fe y esa valentía para vivir nuestro cristianismo sin claudicar.
Lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Artículo publicado por devocionario.com