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En varias ciudades latinoamericanas convivir con el sistema público de transporte a veces se hace un poco tedioso, no solo por los congestionamientos cotidianos y las horas “más cargadas”, sino también por otros aspectos como la polución.
Sin embargo, un informe de ONO Medio Ambiente recientemente publicado le da un poco de alivio a la situación e invita a reflexionar de cara a los próximos años.
“Si la totalidad de la flotilla actual de buses y taxis de 22 ciudades en 12 países de América Latina fuera reemplazada por vehículos eléctricos a partir de este año, se ahorrarían para 2030 casi 64.000 millones dólares en combustibles y se reducirían 300 millones de toneladas equivalentes de dióxido de carbono (CO2eq)”, expresa ONU Medio Ambiente y da cuenta de un beneficio para la población del continente mucho más allá de lo económico.
En ese sentido, en el informe, queda establecido que “la transición hacia la movilidad eléctrica en el transporte público en las 22 ciudades ayudaría además a evitar la muerte prematura de más de 36.500 personas debido a enfermedades respiratorias asociadas a la calidad del aire”.
Sin dudas, una proyección que merece reflexión ante el constante crecimiento de la flota vehicular en el continente –hay estimaciones de que podría triplicarse en los próximos 25 años-, algo que conlleva un aumento proporcional en emisiones de gases de efecto invernadero.
“Los vehículos eléctricos son el medio de transporte más eficiente que existe en la actualidad pues se alimentan de electricidad en vez de combustibles fósiles. Transformar el sector transporte hacia la modalidad eléctrica es crucial para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París”, recuerda Gustavo Máñez, coordinador regional de cambio climático de ONU Medio Ambiente.