1. La jetée (1962).
En plena época de la Nouvelle Vague, el director Chris Marker rodó este seminal cortometraje a base de fotografías estáticas en blanco y negro, que, apoyándose en la voz en off del actor Jean Négroni, narra una historia de viajes en el tiempo de estructura cíclica que, tres décadas después, Terry Gilliam reharía en Doce monos.
2. El azar (1987).
Los tres desarrollos distintos de la misma historia que aquí filma Krzystof Kieslowski, a partir de la elección inicial de su protagonista, pueden entenderse como un bucle temporal o, si se quiere, como varios universos paralelos. En todo caso, creó un tipo de narración que influyó a filmes como Corre, Lola, corre o Dos vidas en un instante.
3. Primer (2004).
El debut cinematográfico de Shane Carruth es una incursión muy ambiciosa en lo estructural –no tanto en lo formal, ya que contó con un presupuesto paupérrimo: 7.000 dólares– en la temática de los viajes en el tiempo. Además, el director se aseguró de respetar, al menos hasta cierto punto, la terminología científica adecuada.
4. El efecto mariposa (2004).
Este pequeño éxito sorpresa –que generó, ojo, dos secuelas– plantea de forma bastante cruda las consecuencias de viajar en el tiempo para alterar la realidad… Si bien sus directores, Eric Bress y J. Mackye Gruber, tuvieron que remontar el (malrrollero) final que, originalmente, habían pensado, sólo recuperable como extra de DVD.
5. Los cronocrímenes (2007).
La ópera prima de Nacho Vigalondo sigue pareciéndome, a día de hoy, su mejor obra, sobre todo por la inteligencia con la que construye una historia cíclica en la que saca un extraordinario partido a los poquísimos elementos a su alcance para hablar, entre líneas, de la miserabilidad del hombre contemporáneo.
6. Triangle (2009).
Aunque, sobre el papel, puede parecer una relectura de Los cronocrímenes, en realidad aquí Christopher Smith narra más bien una especie de relectura de la leyenda de Sísifo o, si se quiere, habla del purgatorio al que es condenada la protagonista debido a su comportamiento, y del que le resulta imposible escapar.
7. Código fuente (2011).
Inteligente thriller de acción que parte de una premisa interesantísima: mezclar una acción contrarreloj –la necesidad de encontrar a un terrorista en un margen de ocho minutos, antes de que detone una bomba sucia– con una estructura en bucle justificada por una peculiar relectura del viaje temporal.
8. Looper (2012).
A pesar de que Rian Johnson no utiliza una estructura repetitiva, todo el largometraje está concebido como un bucle temporal relacionado con el personaje que interpretan tanto Joseph Gordon-Levitt como Bruce Willis, y que, un poco como en La jetée, acaba explicándole al espectador el origen de los acontecimientos narrados.
9. Al filo del mañana (2014).
Fascinante relectura en clave occidental de una novela de ciencia-ficción del japonés Hiroshi Sakurazaka, y que utiliza de forma inteligentísima la estructura de los videojuegos para meternos en la piel de un (peculiar) militar que recibe un poder que le permite hacer frente a la invasión de una belicosa raza extraterrestre.
10. Predestination (2014).
Esta adaptación de un relato corto de Robert A. Henlein lleva la paradoja temporal a niveles inenarrables, desdibujando los límites de la narrativa convencional hasta el punto de obligarnos a replantear, una vez conocida la historia, la moralidad de las relaciones que se establecen entre los personajes principales.
Hoy celebramos a...