“Asesinato en el Oriente Express”: la película que lanzó a Agatha Christie en Hollywood

Con toda seguridad la versión de 1974 de Asesinato en el Orient Express es la más popular que ha tenido cualquier obra de Agatha Christie. Muchos conocieron a la escritora británica por esta película y su éxito, de hecho, inspiró otra superproducción de la época, Muerte en el Nilo.

Asesinato en el Orient Express fue pensada, desde el principio, como una gran superproducción de la época. Un director de prestigio como Sidney Lumet, un reparto repleto de estrellas con nombres de la talla de Sean Connery, Lauren Bacall o Ingrid Bergman (que se llevó un Oscar por esta película) y un diseño de producción absolutamente impecable.

De hecho, puede que el primer problema que tiene la película de Lumet sea su empeño por evidenciar que se ha invertido mucho dinero en ella, en su ambientación y en su cuidado por subrayar con decorados, figurantes y detalles de producción, la época en la que se desarrolla la acción.

Sin embargo, Asesinato en el Orient Express probablemente sea un raro ejemplo de adaptación fiel a la letra y también al espíritu. Sobre la película se hicieron muy pocos cambios con respecto a la novela original de hecho, contemplar la película tiene que ser lo más parecido a leer una novela de Agatha Christie. Por su ritmo, por su lenguaje, por sus giros de guión y por sus diálogos.

Puesta sobre la mesa, la película de Sidney Lumet es, en apariencia, un largometraje muy poco cinematográfico. Básicamente, la película es una sucesión de interrogatorios hasta la resolución final en la que Hercules Poirot deja en evidencia al respetable resolviendo un asesinato sin dejar un solo matiz al azar. De hecho, la caracterización que Albert Finney hizo del famoso detective sentó cátedra, y a partir de entonces, Poirot fue cómo lo confeccionó Finney.

Al final, Asesinato en el Orient Express se convierte en una especie de limbo jurídico (y moral) en el que lo que lo ocurrido parece querer quedarse en un raíl en mitad de la nieve sin que la sociedad tuviera constancia nunca de ello. Poirot toma una decisión moralmente muy discutible. ¿Merece un asesino, por cruel que pudiera haber sido, ser asesinado?