En 2015 fue uno de los dos jóvenes políticos que hizo huelga de hambre en el Vaticano para llamar la atención de la Santa Sede. Una acción contundente que se sumó a las muchas que impulsaron la movilización de la diplomacia mundial en la solución de la crisis de Venezuela.
Martín Paz es uno de los más de dos millones y medio de venezolanos que salieron de su país debido a la particular situación de la nación sudamericana, y forma parte de los “refugiados por razones políticas” en la estadística de la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
Hoy integra la Comisión Internacional para la Fiscalización de Crímenes de Lesa Humanidad y promueve el emprendimiento, a la vez que lucha desde el exilio por la restauración de la democracia venezolana, “algo fundamental en su vida”, según cuenta en diálogo exclusivo con Aleteia.
Recuerda el entonces dirigente local que siendo concejal del municipio San Cristóbal y presidente del Instituto de Vivienda y Desarrollo Social, “dos compañeros a quienes admiro profundamente: Daniel Ceballos y Leopoldo López decidieron hacer una huelga de hambre para solicitar a la Iglesia católica una mediación ante el gobierno venezolano a fin de velar por el respeto de los derechos humanos y políticos en Venezuela”.
Junto con su colega concejal, José Vicente García, se sumó a la huelga de hambre “iniciada por Daniel y Leopoldo desde la cárcel. Pero, dado que la petición era directamente a la Iglesia y al Papa Francisco, José Vicente y yo decidimos hacer la protesta en un sitio donde ejerciéramos la mayor presión posible. Por ello, el 5 de junio del año 2015 iniciamos una huelga de hambre frente a la Basílica de San Pedro para pedirle al Vaticano la intermediación (de la Santa Sede) ante el gobierno de Nicolás Maduro, haciendo énfasis en: la liberación de los presos políticos, el ingreso de organismos de derechos humanos al país y una fecha de elecciones parlamentarias”.
Durante la protesta, el mandatario suspendió su visita programada al Vaticano aludiendo una particular y repentina afección en el oído, mientras a la par surgían “amenazas y señalamientos en contra” de los muchachos. Tras cinco días de protesta lograron su cometido: hicieron llegar de primera mano al Papa una petición en nombre de los presos políticos y de los venezolanos, lo que puso fin a su huelga.
“Pero al disponernos a regresar a Venezuela, conocimos el impacto de lo que habíamos hecho tanto a escala nacional como internacional. También pudimos ver fotos de nuestros rostros en las oficinas migratorias (SAIME), en cada entrada del país, lo que nos obligó a llegar a Cúcuta, (en la frontera colombiana), y luego de pasar un mes clandestinos en una montaña de ese país, antes de emprender el viaje hacia México”, narra Martín Paz.
En ese país obtuvo, junto con su esposa y su hijo, la condición de Refugiados por Razones Políticas, siendo “un acto sin precedentes para ese entonces en México y el cual se constituyó en uno de los primeros mensajes por parte del gobierno azteca contra las políticas represivas del gobierno de Nicolás Maduro”.
Ingeniero de profesión, actualmente se desempeña como director de Marketing en un Corporativo de la ciudad de Cancún, donde es además consultor en marketing y comunicación de distintas empresas, gracias a su talante emprendedor y a la particular generosidad del gobierno mexicano, que como muchos otros países del mundo se han mostrado solidarios con los perseguidos venezolanos.
El muchacho es además responsable del proyecto “Game Changers Latinoamérica”, el cual brinda apoyo a líderes transformadores para, según sus mismas palabras: “Llevar mensajes de cambio y de impacto a más personas a través del marketing como herramienta para transformar”.
Su compañero, José Vicente García, no corrió con la misma suerte. Aunque también estuvo un tiempo fuera del país, decidió regresar a su ciudad de origen en Táchira, Venezuela, donde reanudó sus labores como concejal en un activo enfrentamiento político con el gobernador de la entidad.
Tiempo después fue detenido bajo la acusación de hallarse utensilios militares en su vehículo, cosa que jamás fue demostrada. Desde que fue detenido y trasladado hasta la sede del Servicio de Inteligencia (SEBIN) en el Helicoide, permanece recluido pese a que tiene una boleta de excarcelación librada por un tribunal a su favor.
En 2010 eran 500 mil los venezolanos en el exterior. En 2017 la cifra se quintuplicó hasta superar ampliamente los dos millones y medio (más del 8% de la población criolla), como recordó en una ponencia con jueces organizada por el Vaticano, la también exiliada fiscal general de la República, Luis Ortega Díaz.
Desde el año 2000, el gobierno de Nicolás Maduro mantiene censura acerca de los datos migratorios, pero reportes académicos y de organismos internacionales permiten constatar las cifras, en las cuales se reporta además que 9 de cada 10 venezolanos que emigra son graduados universitarios, muchos de ellos con maestría y doctorado.
Hoy celebramos a...