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Los obispos de Congo-Brazzaville, muy preocupados por las sectas y el ocultismo

CONGO

Pascal Deloche - Godong

Luis Santamaría - publicado el 15/11/17

Piden a los sacerdotes y consagrados que ayuden a las personas que caen en los grupos sectarios y esotéricos

En octubre de 2017 ha tenido lugar la 46ª Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal del Congo, que ha abordado una temática tan amplia y compleja como es la del pluralismo religioso en el país. En concreto, el título de la reunión de los obispos fue: “Mirada al ecumenismo, las iglesias del avivamiento y los nuevos movimientos religiosos en Congo-Brazzaville. ‘Que sean uno’ (Jn 17,21)”.

Si bien el empeño ecuménico, que busca la unidad de los creyentes en Cristo, es un tema abordado con frecuencia en los documentos episcopales de todo el mundo, no sucede lo mismo con el fenómeno de las sectas y la nueva religiosidad, que es difícil de encontrar en el Magisterio local más reciente. Por ello, veamos lo más importante de lo dicho sobre este tema por los obispos de la República del Congo en el mensaje publicado tras su asamblea anual.

Aumento vertiginoso de grupos

Mientras que los obispos congoleños constatan con alegría las buenas relaciones entre las Iglesias y comunidades eclesiales que forman parte del Consejo Ecuménico de Iglesias Cristianas del Congo –con la incorporación reciente de la Iglesia Ortodoxa Griega y de la Iglesia Evangélica Luterana y el abandono de la Iglesia Kimbanguista, que sigue unas doctrinas peculiares–, ven con preocupación el “aumento vertiginoso” de las iglesias del avivamiento (refiriéndose al pentecostalismo) y de los nuevos movimientos religiosos.

Esto se debe sobre todo a “la globalización y el fenómeno creciente de la migración”, explican, y también al propio contexto nacional de democratización a partir de 1991. Congo-Brazzaville ha vivido desde entonces “una efervescencia de asociaciones religiosas”. De hecho, la Conferencia Nacional Soberana reconoció 350 de estos grupos confesionales.

Este pluralismo religioso trae consigo una fuerte interpelación a la fe y a la identidad católica, que se encuentra con nuevas doctrinas y prácticas religiosas. De manera que “algunos cristianos católicos viven hoy en una confusión doctrinal, otros no saben qué supone la particularidad del cristiano ‘católico’”.

El peligro del sincretismo

Los prelados congoleños recuerdan que ya en 1983 se refirieron, en un mensaje al pueblo cristiano, a “la fragilidad de la fe, tanto desde el punto de vista de su calidad como desde el compromiso en la Iglesia y en la sociedad; una fe sincretista, teñida de prácticas fetichistas, amenazada por la sed de dominación, por el poder y el dinero; una fe suplantada por la creencia en la brujería”.

Tres décadas después, este desafío sigue siendo actual, ya que “las prácticas sincréticas todavía están presentes, con una atracción cada vez mayor por los movimientos espiritistas, de carácter esotérico, iniciático y salvífico”. Se trata, dicen los obispos, de “religiones ancestrales, sociedades secretas tradicionales y movimientos religiosos más o menos sincretistas, fundados por africanos, que a menudo proponen a sus adeptos una ficción de lo real, una suerte de evasión a un universo mental etéreo y tranquilizador”.

Otro documento que recuerda la Conferencia Episcopal del Congo es el que dedicó de forma monográfica a este asunto en 1988, donde dejó claro “el peligro de avanzar hacia estas nuevas realidades religiosas”. Ahora, en 2017, los obispos del país creen necesario volver a tratar el tema con el fin de orientar mejor a los fieles hacia el encuentro con Jesucristo, que es el Camino, la Verdad y la Vida.

Religiosidad que busca la eficacia inmediata

La segunda asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos, celebrada en 2009, señalaba en una de sus propuestas que los obispos debían emprender “una acción pastoral enérgica contra todos los implicados en la brujería” y tomar las medidas disciplinarias convenientes, además de designar exorcistas en las diócesis. También se llamaba a reaccionar con un programa pastoral que, tras estudiar a fondo el problema a nivel local, se basara en “la racionalidad, la liberación y la reconciliación”.

De aquí se puede extraer, dicen ahora los obispos congoleños, cuál debe ser la actitud cristiana hacia el pluralismo religioso en África: la óptica de la salvación. Así, afirman, “la cuestión de la autenticidad de la fe cristiana, suscitada por la influencia de los nuevos movimientos religiosos en los cristianos, tiene su origen en la concepción de la salvación en el Congo. Pero ¿qué es la salvación para los congoleños?”.

La respuesta la dan inmediatamente, desde el conocimiento de la población: “la salvación, en nuestro país, se concibe a menudo como la resolución de los problemas inmediatos y concretos de la existencia. En la medida en que el congoleño piensa que el universo está poblado de toda suerte de espíritus que amenazan la vida, la salvación se reduce a la liberación de un mal”.

De ahí viene una interpretación instrumental y mágica de los ritos cristianos: “la celebración litúrgica del misterio de la fe no parece basarse en la acción de gracias, sino en una búsqueda de la eficacia”. Así, muchos creyentes reducen el Padre de Jesucristo a un “Dios ad hoc”, al que invocan esporádicamente como un “Dios-solución” para pedirle buena salud, prosperidad material o fecundidad. Si la respuesta divina se retrasa, la persona sigue buscando en otros grupos.

Necesidad de conversión

En el fondo, los obispos del Congo observan una influencia fuerte de la cosmovisión de las religiones tradicionales africanas y de sus formas degradadas. El problema es que, para muchos, “convertirse en cristiano no parece cambiar automáticamente toda la concepción del mundo que tiene el individuo”. Y así se da un uso indebido de los sacramentales de la Iglesia, o se realizan rituales supersticiosos en los que se emplean óleos o inciensos atribuidos a los Santos Ángeles… y se huye del compromiso social de transformación que trae consigo la fe cristiana.

Otro elemento que subrayan los obispos es el del mal, que los congoleños perciben como una realidad múltiple, debida a muchas situaciones de pobreza e injusticia, tanto en lo personal como en lo social, ya que “es malo todo lo que destruye la vida”. Y en este contexto, afirman, “el éxito de las llamadas iglesias de avivamiento y de los grupos carismáticos de oración no es sólo resultado de insatisfacciones socioeconómicas, sociopolíticas, culturales y afectivas”, sino que se deben también a que “la gente lee sus problemas en términos religiosos”.

Esto plantea un problema ecuménico y pastoral para la Iglesia en Congo-Brazzaville. Con respecto al esoterismo, los prelados recuerdan que “la posición de la Iglesia sigue siendo la misma”, y se encuentra en los cánones 1347, 1364 y 1374 del Código de Derecho Canónico: la pena de entredicho para los católicos que pertenezcan a asociaciones esotéricas (es decir: no pueden comulgar ni ser padrinos ni recibir exequias eclesiásticas).

Llamada a los agentes de pastoral

La Conferencia Episcopal del Congo llama “a la vigilancia y el discernimiento de los párrocos, responsables de instituciones y de comunidades cristianas ante ciertos dones. Que los sacerdotes y las personas consagradas acompañen con sus oraciones y consejos a aquellos que, por ignorancia o por error, forman parte de movimientos religiosos que se oponen a la fe cristiana católica. Que estén listos para iluminar a los que están en búsqueda. Que los mismos sacerdotes eviten el mimetismo con ciertas prácticas que no están de acuerdo con la fe católica”.

En sus palabras dirigidas específicamente a las familias, los obispos les piden “evitar el sincretismo en vuestra espiritualidad”, sin tener miedo de las otras confesiones religiosas, “cuyos buenos frutos son visibles”.

A los jóvenes los llaman a resistir todo lo que promete un enriquecimiento fácil y a no vivir en contradicción con el evangelio. “Sabed que uno no puede pertenecer a una sociedad secreta, a una secta iniciática, y ser cristiano. Existe incompatibilidad entre la fe cristiana y la masonería, el movimiento rosacruz, la Fraternidad Blanca Universal, Mahikari, Eckankar, los testigos de Jehová y otras sociedades secretas y sectas iniciáticas”.

Interpelación al mundo político, infestado

El mensaje episcopal también contiene unas palabras dirigidas específicamente a los gobernantes y políticos, pues “tras diversas investigaciones en el ambiente de los actores políticos de nuestro país, parece que el gobierno está relegado a un segundo plano en favor del ocultismo. Durante varios años, grupos esotéricos y otras fraternidades han invadido el mundo político, destilando doctrinas al menos perniciosas, ante las que los cristianos deben interrogarse y situarse, en coherencia con su fe”.

Por eso los políticos cristianos, que deben vivir su tarea como envío por parte de Cristo para ser sal y luz, “os enfrentáis a llamadas urgentes y feroces de parte de muchas cofradías de corrientes de ideas y sistemas de pensamiento diversos, que os proponen espejismos de éxito terrenal; debéis saber que, en su mayoría, estas sociedades iniciáticas, que pretenden dar la salvación terrenal a sus miembros, disimulan de forma extraña prácticas fetichistas”.

Dando un paso más, los obispos congoleños interpelan directamente a los que pertenecen a estos grupos esotéricos: “independientemente de los pactos ya sellados y de los grados de vuestra pertenencia a tal o cual obediencia, os exhortamos ardientemente que retrocedáis en vuestro camino, como hizo el hijo pródigo”. Y añaden: “con Cristo, no tengáis miedo de romper todos los lazos que os mantienen cautivos… regresad a cristo, la sola y única fuente de vuestra salvación”.

Y concluyen el documento con una llamada general a todos los fieles: “no caigáis en la apostasía” (la negación de la fe cristiana) a causa de la multiplicidad de grupos religiosos. Al contrario, debéis testimoniar, en vuestros ambientes de vida, vuestra fe en Jesucristo muerto y resucitado”.

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