¿Cómo se puede aprender a convivir con la naturaleza?
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Una tropa de “charitos” sale de los nidos. Se trata de una sobreviviente al parecer. Es así como le llaman en la Amazonía a las “taricayas”. Su nombre científico es Podocnemis unifilis. Su caparazón verde, intenta ascender en busca de luz. Un ligero temblor se produce se trata de una nariz que emerge de su cascaron.
1.500 nidos y un centenar que empiezan a surgir de la arena conviven con los 60.000 pobladores asentados alrededor de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, en la región Loreto. Entre bosques y ríos de aguas negras, la gente opta por llamarlos así, con el nombre de una niña traviesa. El nombre de una sobreviviente.
Conviviendo con la naturaleza
¿Cómo se puede aprender a convivir con la naturaleza? Linorio se lo explica así: “De haber sabido que tendría esta actividad, no hubiera talado tantos árboles”.
Y es que hasta hace unos años Linorio fue un maderero ilegal. Extraía de esta reserva natural cedro, caoba, lupuna, entre otros tipos de árboles que vendía en los aserraderos de Iquitos.
Sin imaginar que en algún momento podrían acabarse los recursos, todas las familias en la cuenca del Yanayacu Pucate cazaban animales del monte, sacaban la madera, pescaban los huevos de las “taricayas” hasta que en la década de los 90s los miembros de estas comunidades descubrieron que podían extraer los recursos de la Selva sin desperdiciarlos.

Aprender a conservar
En 1995 tan solo en la cuenca de Pacaya se contaron 92 nidos de taricaya, actualmente existen más de 12.000. Los habitantes de Yarina, 20 de Enero, Buenos Aires y otras cuencas aprendieron por ejemplo que no era necesario tumbar las palmeras para recolectar el aguaje, sino que más bien podían hacerlo trepando por el tronco, utilizando rudimentarias herramientas, solo así se podría hacer que los árboles siguieran dando sus frutos durante más tiempo.
Los vecinos de la Cocha, El Dorado, aprendieron a consumir responsablemente el paiche. Todos los que quisieron aprender el manejo responsable de la taricaya y la tortuga charapa también lo hicieron. Poco a Poco Linorio y otros líderes comunales consideraron que esa cuenca privilegiada podría ser un destino magnífico para los turistas que llegaban a Perú, emocionados por conocer la misteriosa belleza de la Amazonía.

Turismo sostenible en la Amazonia
Desde hace 30 años Linorio Novoa de 65 años se ha convertido en el principal promotor del turismo sostenible en la zona. Fundador de la Unidad de Pesca Comunitaria (UPC) de Yarina, hecho andar el albergue “Yvy Mara Ey” en la selva.
De día y de noche escuchamos los llamados del mono aullador, del paucar y del tapir en el albergue ubicado a cinco horas en lancha de la ciudad de Nauta. En idioma Cocama “Yvy Mara Ey” significa “Tierra sin mal”. Este centro forma parte de los 42 grupos de manejo de taricayas que integran el Servicio Nacional de Áreas Naturales protegidas por el Estado (Sernanp).
Esta vez el grupo de turistas que llegó a la zona, para convivir con la naturaleza, fue testigo de la eclosión de tortugas a su alrededor, como se cuenta en un diario local. Además de promover la convivencia con la naturaleza con las caminatas nocturnas para ver las aves de la noche, un día de playa donde se puede nadar cerca de bufeos y captura de lagartos para después soltarlos.
El sistema es beneficioso con todos incluso una parte de las taricayas recogidas es liberada en los ríos, otra se destina al consumo y una tercera se comercializa. Las alianzas entre el estado, y la población para proteger a esta especie se hace cada vez más fuerte. Esta siempre será una gran noticia para los varones que como Linorio impulsan el turismo ecológico en esta tierra sin mal.
