No son todos los que están, pero sí son todos los que son. Y lo más preocupante es que la tendencia es no sólo creciente sino cada vez más frecuente. Incluso algunos de los que reniegan de España han alzado su voz tras haber sido previamente homenajeados. Incluso algunos han exteriorizado su sentimiento de rechazo al país en el mismo contexto donde se les valora.
El caso más reciente, y sangrante, viene del director y guionista salmantino de 76 años, José Luis García Sánchez -que se hizo acreedor del Oso de Oro a la mejor película en el Festival de Berlín por Las truchas (1978) y años después fue doblemente premiado con el Goya al mejor guión original (Belle Époque, 1992) y al mejor guión adaptado (Tirano Banderas, 1993)-, cuando el pasado 24 de octubre, durante la celebración de la veterana SEMINCI (Semana Internacional de Cine de Valladolid) -su primera edición data de 1956- y tras recibir la Espiga de Honor, es decir, el máximo galardón el calidad de homenajeado, recordó a los presentes que “hay que ir más al cine y menos a las procesiones”. Y digo que me parece sangrante porque la muestra se bautizó por entonces como Semana de Cine Religioso de Valladolid. Con carácter inmediato se ha pedido, como corresponde, que le sea retirado el premio.
Previamente, el oscarizado director de cine Fernando Trueba, de 62 años, había renegado a las claras de España:“Nunca me he sentido español. Ni cinco minutos de mi vida”, dijo el cineasta hace un par de años tras recoger en el Festival de Cine de San Sebastián el Premio Nacional de Cinematografía. Y se armó. Lo más fino que le dijeron en las redes sociales fue que devolviera las subvenciones. Un clásico.
Y no iba a ser menos el actor Willy Toledo, de 47 años, más activista político durante los últimos años, cuando declaró en una radio: “Yo no me siento español, es que me da igual, me da igual lo que diga mi carné o mi pasaporte. No siento ningún amor a la patria, siento amor a mi gente, a los Pirineos catalanes y a la playa de Cádiz. Siento amor por Cuba y por Colombia también”.
Pero desgraciadamente la lista no termina aquí. También hay otros artistas españoles que rechazan su vínculo con España. El malagueño de 36 años, Dani Rovira, para algunos el actor de moda y ganador de un Goya por Ocho apellidos vascos (2014), declaraba en septiembre de este mismo año que “sentía vergüencita de ser español” a causa de la práctica de la tauromaquia, a la que criticó duramente.
No podía faltar en esta valoración de intérpretes que rechazan a España a conveniencia la actriz Pilar Bardem, de 78 años: “Me avergüenzo de mi país, de mi Gobierno y de mi jefe de Estado”, en relación con la falta de implicación en el conflicto saharaui de hace tres años. Por otro lado, uno de sus hijos, el oscarizado Javier Bardem, de 48 años (No es país para viejos, 2007), propiamente no se avergonzó de España sino que directamente insultó a los españoles llamándoles “estúpidos”. Las declaraciones se produjeron hace nueve años y vinieron a colación por las críticas que el actor recibía al llamarle ‘vendido’.
Si lo sé, no lo digo
Algo más explícito fue el cantante catalán Albert Pla, que ha participado como intérprete en películas medianas como Rey gitano (Juanma Bajo Ulloa, 2015): “A mí siempre me ha dado asco ser español, como espero que a todo el mundo”, soltó el inclasificable juglar catalán en una entrevista publicada en La Nueva España, justamente hace cuatro años. El Teatro Jovellanos de Gijón suspendió la actuación que tenía prevista días después de estas declaraciones y Pla admitió: “Si llego a saber que se armaría este pollo, no lo digo ni loco”. Luego insistió: “Claro que pienso que me da asco ser español, y más esta mañana”.
Tras una suma de exabruptos y mal gusto, que me niego a reproducir aquí, el desaparecido humorista galaico-catalán Pepe Rubianes también criticó a la España de la caverna, en enero de 2006 -contaba con 59 años- lo que le llevó a los tribunales, además de retirar la obra Lorca eran todos del Teatro Español, que por entonces se exhibía en Madrid.
También el presentador de televisión y ganador del Premio Planeta por La puerta del laberinto (1992), Fernando Sánchez Dragó, de 81 años, confesaba al periodista Jesús Quintero que “lamentaba profundamente haber nacido español”. Años después reforzó esta idea al afirmar que la patria es donde tú estés bien.
Mediterráneo sí
El bailarín valenciano Nacho Duato, de 60 años, regaló un titular idéntico al de Trueba, también en 2015. “No me siento español. Me siento, si acaso, mediterráneo, y de eso me siento orgulloso. Tengo sangre judía, griega… Me emociono con el Cariñena y con el Ouzo, pero no, no sé qué significa ser español. Yo veo la bandera española -continuó- y me da igual; me da igual incluso la gay, que ya me parece que hay demasiado rollo con ella. La que me gusta de verdad es la gitana, azul y verde, como el cielo y la tierra. Siempre oigo detrás de ‘español’ una castañuela. Llevo desde los quince años dando vueltas, ¿qué más da dónde has nacido?”.
El televisivo durante tantos años, Xavier Sardá, de 59 años, también fue claro en este asunto, después de haber vivido muchos años en Madrid: “Yo no me siento español. Catalán algo más, pero tampoco demasiado”. Así se expresó durante la presentación del libro Sí-Sí o Sí-No.
Tal y como vemos, son muchos los famosos que han declarado su posición de rechazo a España de una manera pública. En algunas ocasiones, saben salir del paso cuando se dan cuenta de que la polémica está servida. Parece que aún así reniegan de ser españoles. Hay que hacérselo mirar.
José Luis Panero
@PALOMITERO
Hoy celebramos a...