¿Intentamos no perder el tiempo pero es como si nuestro barco tuviera grietas por todas partes? Aquí van algunas propuestas para salir airosas en el día a día.
Estamos en la “sociedad líquida” y vivimos con muy pocas certezas pero, desde luego, una de ellas es que cada día de nuestra vida tiene 24 horas, ni una más ni una menos. ¿Dicen algunos que todo es relativo? Si mañana es el último día para pagar los impuestos y no lo hago, les aseguro que nada es tan absoluto como la multa que me llegará a casa (y en breve). ¿Todo depende de mi opinión? Pues miren, no. El tiempo de cocción de un huevo duro es el que es. Si no llego, me tomo el huevo poché y si me paso, a lo mejor incendio la cocina.
Digo esto porque, nos guste o no, la condición humana está sometida al tiempo y al espacio. Y el tiempo son horas de 60 minutos y semanas de 7 días. Transcurre ni lento ni rápido, pero unas veces nos da la sensación de que vuela y otras de que el reloj se ha parado. Sin embargo, no hay sensación peor que la de haber perdido el tiempo. Es el regusto amargo que deja algo que ya no vas a poder cambiar. ¿Perdiste la mañana? Pues no hay cómo recuperarla. ¿Perdiste el fin de semana? Será mejor que comiences a pensar cómo no perder el siguiente.
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