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“Temporeras de la ropa”: Trabajo textil a domicilio en la mira en Chile

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Pablo Cesio - Aleteia Chile - publicado el 01/11/17
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Alta precariedad, bajas remuneraciones y sin acceso a seguridad social

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Ahí se las puede ver, encerradas en su pequeño taller domiciliario en medio de telas, hilos y máquinas de diferente porte preparando diversos trabajos para la industria textil chilena.

Desde el arreglo de una bata, hasta el cambio de un cierre, lo que hacen estas personas sigue vigente y representa una parte más de la cadena de suministros de la industria textil y de vestimenta del país sudamericano.

Sin embargo, gracias a un reciente estudio elaborado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y la Fundación Sol, quedó de manifiesto que las condiciones laborales de estas personas, mayoritariamente mujeres, está impregnada de alta precariedad, bajas remuneraciones e inconvenientes en cuanto al acceso a la seguridad social.

La situación de estas mujeres, conocidas como “temporeras de la ropa”, forma parte de la nueva cara de la industria textil chilena que en las últimas décadas ha sufrido un duro revés con el cierre de gran parte de las empresas formales (fábricas) del rubro debido a diversos aspectos como competitividad, etcétera.

El trabajo de estas mujeres sobrevivientes, que producen para intermediarios que abastecen a la industria textil mayorista, sigue vigente, pero merece rápida atención.

“Si bien el trabajo remunerado realizado en el domicilio no es algo nuevo, los cambios en la matriz productiva del país han llevado a una reorganización de la producción y al surgimiento de nuevos escenarios, en los que muchas trabajadoras han quedado en un “área gris” que les impide poder acceder en plenitud a sus derechos laborales, por eso el interés de la OIT y de la Fundación Sol de profundizar y analizar la situación en la que actualmente está este sector”, destacó Gerhard Reinecke, especialista en Políticas de Empleo de la Oficina de la OIT para el Cono Sur, reproduce el propio organismo internacional.

Detrás de la aparente independencia de estas mujeres, prosigue, hay una cadena de relaciones de dependencia “a través de las cuales, por ejemplo, el nivel superior de la cadena –en este caso el retail- logra vender las prendas a precios mucho más altos que el costo real”.

“De ahí que la ganancia se sostenga no en el valor intrínseco del producto, sino en las bajas remuneraciones pagadas a los eslabones inferiores de la cadena, representadas por las mujeres trabajadores textiles y sus hogares”, señala Alexander Páez, investigador de Fundación Sol y coordinador del estudio, indica la OIT en su sitio web.

 

 

Por otro lado, una de las principales características de este trabajo tiene que ver con la estacionalidad (gracias a ello se las llama “temporeras”) por lo que las modalidades y ocupaciones varían y son difusas.

“Por eso nos ha sido muy difícil dar con una cifra exacta de cuántas son las mujeres que se encuentran en esta situación, sabemos lo que hacen y tenemos certeza de las condiciones de precariedad laboral en las que viven, pero aún no sabemos cuántas son”, manifiesta Páez.

Todo esto conlleva también a que en muchos casos a estas mujeres no se las considere “trabajadoras”, generando mayor inseguridad e incertidumbre a todos los niveles.

También está toda la cuestión vinculada a la salud tanto física como psicológica de estas mujeres debido a que muchas veces tanto la postura como la falta de mobiliario o iluminación adecuada influye en los diversos malestares habituales.

“Está el tema de la autoestima de las costureras, que es bajísima, porque no tienen vida”, asegura una dirigente sindical para el estudio difundido.

Pero más allá de todo esto, todo parece indicar que estas mujeres no están solas y que ahora hay personas dispuestas a ayudarlas a que sus derechos laborales puedan ser respetados. Además de diversas organizaciones sindicales asociadas a lo textil reaparece entre otras la OIT subrayando la importancia de la regularización de este trabajo a domicilio.

Esto lo hace a través de la ratificación del Convenio 177 y de la adopción de las orientaciones de la Recomendación 184 de la OIT. Gracias a esto “se busca asegurar que estas trabajadoras reciban el mismo trato que los demás y tengan los mismos derechos a crear y unirse a organizaciones de trabajadores de su elección; protección contra la discriminación en el empleo; protección en materia de salud y seguridad ocupacional; remuneración; protección de la maternidad, entre otros”.

Ojalá el espíritu de estas mujeres pueda verse renovado con esas disposiciones, se logre el respeto de sus derechos y que “la nueva industria textil chilena” adquiera verdaderamente un rostro positivo.

Con información en base a la OIT

Leer:  “Estudio del trabajo en domicilio en la cadena del vestuario en Chile y de la creación de organizaciones sindicales territoriales de las trabajadoras involucradas” 

 

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