El sacramento del matrimonio fue celebrado en la Catedral de San Antonio, en Chapecó, y los padrinos Neto y Ruschel fueron supervivientes también
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El portero Jakson Follmann y su novia Andressa Perkovski se querían casar el día 16 de diciembre de 2016. Dos semanas antes, sin embargo, los planes fueron drásticamente suspendidos – y casi destruidos – por la mayor tragedia aérea que haya involucrado a atletas de todos los tiempos: el avión que llevaba a los jugadores del Chapecoense para Colombia se estrelló, matando a 71 personas, desgarrando a cientos de familiares y afectando a millones de personas en Brasil y en todo el mundo.
A lo largo de casi un año desde el desastre, el embajador del Chapecoense ha sufrido una amputación de la pierna derecha, la rehabilitación tras la implantación de una prótesis, el trauma de perder de manera brutal a decenas de compañeros, el desafío de comenzar a construir una nueva carrera y retomar la vida personal y familiar después de una experiencia de impacto incalculable.
El pasado sábado, 21 de octubre, fue para Jakson Follmann uno de los momentos más transformadores de su nueva trayectoria de vida: en la Catedral de San Antonio, en Chapecó, donde pudo finalmente consumar el sueño interrumpido y casi destruido de aquel 29 de noviembre: subir al altar con su novia, en una ceremonia emocionante.
Los padrinos fueron también los jugadores y supervivientes Neto y Alan Ruschel, protagonistas de historias de superación tan conmovedoras como la de Follmann. Y, hablando de la boda, Ruschel fue el atleta que conmovió al mundo con la frase y testimonio impactante que balbuceó al entrar al hospital colombiano: entre la vida y la muerte, el jugador hizo un pedido, sorprendente y lleno de significado: “¡Guarden mi alianza!” (recuerda aquí el episodio extraordinario)
Y la alianza, ese pequeño y poderoso símbolo casi universal de la unión matrimonial, volvió a la atención del propio Follmann: el portero y su novia también la usaban desde antes del accidente, y tras la tragedia, la de Follmann fue encontrada entre los escombros, toda aplastada, y fue devuelta a Andressa cuando el atleta aún estaba hospitalizado.
La pareja no quiso deshacerse de las alianzas originales: ambas, en oro, fueron derretidas para transformarse en un nuevo par, simbolizando el recomienzo a partir de una historia que ya existía y que estuvo a punto de ser interrumpida para siempre.
Uno de los momentos más emocionantes de la ceremonia matrimonial en la Catedral de San Antonio sorprendió a los invitados y a la propia novia: Follmann cantó el Aleluya, en el altar, especialmente para Andressa, que no logró contener las lágrimas.
La boda de Jakson Follmann y Andressa Perkovski contó con el patrocinio de más de 40 participantes de la feria ExpoNoiva, solidarios con la lucha del atleta para superar todos los desafíos que la vida le ha impuesto en los últimos meses.
A los novios, todo el amor, la felicidad y la plenitud como familia. ¡Que Dios los bendiga!