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Una reflexión sobre Dan Brown y su última novela: El Origen

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Planeta

Miguel Pastorino - publicado el 23/10/17

Sigue empeñado en que fue Colón quien convenció al mundo de que la Tierra era redonda, muy a pesar de la Iglesia...

“El Origen” (2017) es la última novela del autor de “Ángeles y Demonios” (2000), “El Código Da Vinci” (2003), “El símbolo perdido” (2009) e “Inferno” (2013).  Al igual que en sus obras anteriores, Dan Brown utiliza como protagonista al profesor Langdon, experto en simbología, que se pasa dando cátedra de historia de las religiones, de arte y de ciencia, para “despertar” al lector de la ignorancia en la que lo ha sumergido el catolicismo.

Al igual que siempre, cuando Dan Brown se dirige a la prensa da a entender que parte de lo que escribe tiene apoyo en investigaciones históricas. Algo, sinceramente, bastante discutible. No nos interesa detenernos en el análisis de la novela – eso queda para los críticos literarios -, sino en el aspecto que el autor considera más controversial: el supuesto conflicto entre la Iglesia y la ciencia.

Volvamos al siglo XIX

Al leerlo, da la impresión que el profesor Langdon es el mismo Dan Brown queriendo enseñarle al mundo la ignorancia en la que vive por culpa del oscurantismo religioso.  En varios capítulos de la novela los protagonistas Langdon y Kirsch, como expertos, nos “ilustran” acerca de la ciencia, la historia y las religiones.

Repiten como una gran novedad el prejuicio positivista del siglo XIX de que a medida que avance la ciencia, la religión desaparecería y dejaría de ser necesaria la fe en Dios, porque la ciencia respondería todas nuestras preguntas.

En una parte expresa: “Históricamente, el fervor religioso siempre ha procurado impedir el progreso científico, de modo que esta noche imploro a los líderes religiosos de todo el mundo que reaccionen con moderación y tolerancia ante lo que voy divulgar”.

Dan Brown parece creer que los católicos son un montón de ingenuos que creen cuentos increíbles y que viven de espaldas a la ciencia. Claramente desconoce la interpretación cristiana de la Biblia, la teología y la historia de la Iglesia.

Más que pensar en malas intenciones, parece que no conoce mucho ni la historia del cristianismo, ni tampoco la historia de la ciencia, pues los filósofos de la ciencia de la mitad del siglo XX ya echaron por tierra los mitos cientificistas que Dan Brown repite en boca de sus personajes como un ingenuo deslumbrado.

Y no podía faltarle la repetida culpabilización de la Iglesia respecto de todos los males de la civilización occidental. Los protagonistas insisten –al igual que en las novelas anteriores-, en que la Iglesia Católica ha asesinado a todos los que defendieron el progreso científico: “El sistemático asesinato, encarcelamiento y denuncia de algunas de las mentes científicas más brillantes de la historia que ha llevado a cabo la Iglesia católica a lo largo de los siglos ha retrasado al menos en cien años el progreso de la humanidad”.

Este tipo de afirmaciones las repite Dan Brown ante los medios de comunicación como verdades evidentes expuestas en un relato de ficción. Dirigiéndose a la prensa ha insistido que no está en contra de la religión, sino que desea abrir un espacio de diálogo. Aunque para eso, debería ponerse a estudiar un poco más en serio y luego dialogar de verdad…

Y dale con que creían que la Tierra era plana…

El mito tal vez más repetido, porque ha sido el único caso complejo, es el de la condena de Galileo, que no murió en la hoguera, ni lo torturó la inquisición, y cuyo conflicto no era entre fe y ciencia.




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Muchos todavía hoy creen –entre ellos Dan Brown- que Cristóbal Colón tuvo que convencer al mundo de que la tierra no era plana. Pero no es cierto, porque en la Edad Media toda la gente educada de Europa sabía que el mundo era una esfera. Se sabe que el propio Colón estudió de uno de los tratados cosmográficos  de mayor influencia de su época: el Imago Mundi del cardenal Pierre d´Ailly. La tesis de que la tierra era plana había sido refutada entre los estudiosos de la Iglesia en plena Edad Media. La versión popular sobre Colón es un invento del novelista inglés Washington Irving, quien en el siglo XIX vendió como historias sus fantasías románticas.

Ya en el siglo IV San Agustín daba por hecho que la Tierra era esférica y también en el siglo VIII Beda el Venerable defendía esta idea. En adelante todos los pensadores eclesiásticos entendían que la Tierra era esférica, entre los cuales se destacaba también San Alberto Magno (siglo XIII).

¿Qué guerra?

La propia visión judeocristiana del mundo separado de Dios, a diferencia de otras culturas, fue la que dio origen al pensamiento científico tal como lo conocemos. La misma Iglesia ha dado grandes científicos en Astronomía, Medicina, Física y muchos otros campos de investigación. Son incontables los sacerdotes y laicos católicos que eran también científicos, que con el respaldo de la Iglesia, dieron grandes pasos en el progreso de la humanidad.




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La construcción de mitos anticatólicos que hoy son creídos como historia real, en su mayoría han sido elaborados por novelistas del siglo XIX, y muchos hoy los repiten sin conocer su origen. Algunos hasta han inventado una guerra de siglos entre ciencia y religión (Draper, 1875), que no coincide con la más elemental historia de la ciencia.

La ciencia actual es en gran parte un producto de la cultura cristiana occidental, y también heredera de las ciencias de la antigüedad griega y de un significativo aporte del pensamiento árabe. La ciencia moderna no nace en el Renacimiento, sino a partir del siglo XIII, de la mano de la Iglesia y como un largo proceso.

El conflicto nace recién a finales del siglo XVIII con la aparición del materialismo científico y luego con el desarrollo del positivismo, llegando  a postularse a la ciencia como la religión del futuro. Muchos de los prejuicios del siglo XVIII y XIX que han sido superados hace décadas en la academia, vuelven a reeditarse en forma popular confundiendo a más de un incauto lector.

Bibliografía para profundizar:

BARBOUR, Ian. (2004). Religión y Ciencia. Madrid: Trotta.

RIAZA MORALES, J.M. (1999). La Iglesia en la historia de la ciencia. Madrid: BAC.

UDÍAS, Agustín. (2010). Ciencia y religión. Dos visiones del mundo. Santander: Sal Terrae.

[1] ¿Quién mató a Galileo Galilei? En Aleteia: https://es.aleteia.org/2016/10/20/quien-mato-a-galileo-galilei/

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