Aunque muchas personas dicen tener una sensibilidad ecológica, esto no se traduce en un comportamiento responsable con el uso de los alimentos.
El desperdicio de comida es una de las asignaturas pendientes tanto de los consumidores como de los establecimientos de hostelería.
Un informe reciente elaborado por la Universidad Pontificia Comillas y la ONG Prosalus ha puesto sobre la mesa las carencias en el aprovechamiento de alimentos. A pesar de que en los hogares hay una cierta conciencia de la urgencia de no desperdiciar, el 7 % de los encuestados reconoce tirar alimentos a la basura con relativa frecuencia, y el 0,4 % casi siempre.
Pero estas cifras podrían quedarse cortas: en Madrid, por ejemplo, cada ciudadanos deposita en su bolsa de basura 273 kilos de residuos al año, alrededor de 750 gramos de basura al día.
Además, según el último Informe del consumo de alimentación en España elaborado por el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, en los hogares españoles se tiramos un total de 1.245,9 millones de kilos de comida a la basura al año. Esto confirmaría las conclusiones de la encuesta de Comillas y Prosalus: aunque muchas personas dicen tener una sensibilidad ecológica, esto no se traduce en un comportamiento responsable con el uso de los alimentos.
Aprovechando las tecnologías
¿Cómo salir del círculo vicioso del tiro-consumo-tiro? ¿Qué se puede hacer para evitar el despilfarro de alimentos? Ya hay iniciativas en este campo. Por ejemplo, la plataforma Yo no desperdiciopone en contacto a personas que quieren compartir alimentos para evitar que acaben en la basura, al mismo tiempo que trata de sensibilizar acerca de las consecuencias de un acto tan cotidiano como desperdiciar la comida y ofrece trucos para no hacerlo.
Yo no desperdicio es una solución web y una app para móviles que pone en contacto a personas que saben que van a tener que tirar comida (porque salen de viaje o por cualquier otro motivo) con particulares que se pueden beneficiar de ese excedente.
Esta herramienta de consumo colaborativo tiene registradas a casi 1.000 personas de toda España. Mari Cruz Martín, responsable de sensibilización de la plataforma, explica que “uno de los problemas que observamos cuando preguntamos sobre los hábitos de consumo y preguntamos si se tiran alimentos es que no valoramos, o no conocemos, lo que hay detrás de cada gramo desperdiciado. La mayoría dice: ‘En mi casa no tiramos nada’. Pero cuando preguntamos más detalles, la gente reconoce: ‘Bueno, tal vez un poco. Lo típico: trocitos de pan que se queda duro, alguna fruta que se ha estropeado, los restos del plato…’. Sumando los pocos y los muchos, al final las cifras son preocupantes”.
Laura, una usuaria de Yo no desperdicio que quedó en Madrid con una chica de su barrio para recoger cuatro huevos ecológicos que vio que compartían en la plataforma, afirma que «en casa somos muchos y todo se aprovecha, y estoy muy concienciada con esta forma de consumo colaborativo. Yo miro habitualmente por si hay algo más que me interese. Y también comparto trucos y recetas de aprovechamiento a través de la web, porque hay muchas formas de crear nuevos platos con las sobras que a veces estamos tentados de tirar a la basura».
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