Gaga: Five Foot Two: Un corazón de diamante

Five Foot Two equivale a un metro cincuenta y seis, la estatura de Stefani Joanne Angelina Germanotta, Lady Gaga para los fans. La talla da título al documental de Netflix dedicado a la diva neoyorquina. ¿Alta o baja? ¿Normal? Alzada como mínimo suficiente para la ascensión de Lady Gaga a los cielos.

Porque así empieza el documental del nominado al Emmy Chris Moukarbel (Banksy Does New York): los pies de la artista se elevan del suelo en la gala de la Super Bowl, la actuación soñada de la cantante, para subir al número uno. Y de nuevo, el estrellato mundial. ¿Eso es todo? No. “No estaba preparada para ser yo misma”, confiesa Lady Gaga.

Con un tono casi de confesión, Five Foot Two narra las intimidades, dramas, deseos y relaciones de Lady Gaga en el año que va de la creación de Joanne (2016), el quinto álbum de la polifacética artista norte-americana dedicado a su tía muerta, hasta su actuación en la Super Bowl.

La cinta exhibe a la chica que se despega del brillo y glamour de la artista de masas. Vemos así a una Lady Gaga en chándal, sin maquillaje, despeinada, en la cocina, en su estudio de grabación, sentada en un bordillo, tumbada en una camilla de un consultorio médico, etc. Mucho backstage de casa y alpargatas.

El documental no deja de ser el típico producto para mitómanos: justifica el cambio de la artista, promueve su lado empático, e incluye todas las mitificaciones hasta acabar con ese final feliz en el que la estrella sigue siendo la mejor.

Sin embargo, Five Foot Two es algo más que una mera adulación o publicidad encubierta. Moukarbel tiene la habilidad de sumergirnos en las intimidades de Lady Gaga, para mostrarnos sus heridas espirituales y sus dolencias físicas, causadas por la dolorosa enfermedad degenerativa que padece, la fibromialgia. El director nos introduce con un ritmo poético a las batallas emocionales de una estrella vulnerable. Del roce constante de los fans al silencio absoluto en casa; “Toda esa gente se marchará y me quedaré sola”, lamenta la cantante.

Entretenido, atrevido incluso, técnicamente elaborado y perfecto,Five Foot Two tiene poca música y actuación a pesar de ser un documental sobre una cantante. Pero ello está al servicio también del sufrimiento de Lady Gaga, de sus frustraciones y miedos. Vemos cómo se engendra una canción, y como se interpreta en unplugged. Nada de auto-tune, y mucho ensayo para dar con la actuación perfecta.

Saldrá así la voz extraordinaria de cantante de soul, de esa niña que desde los 13 años fue formada por Don Lawrence (el profesor de Jagger, Billy Joel o Christina Aguilera) al ser descubierta cantando en un vestidor de una tienda de ropa en el Upper West Side. Vean cómo canta Bad Romance al piano y juzguen.

Five Foot Two es un documental de redención, de necesidad de tirar adelante asumiendo un pasado lleno de estupideces, como confiesa la artista. Una cinta que presenta la música como cirugía de un corazón roto por las drogas, el sexo, y amores frustrados, y dolorido por la enfermedad incurable. “No soy perfecta, pero tengo un corazón de diamante”.

Veremos a una Lady Gaga de vuelta de los ambientes superficiales y escribiendo canciones que son, como define, oraciones. “Dios, muéstrame el camino”. Veremos a una chica que desea ser mujer, cansada de parecer glamurosa y de perder a gente, para quien la “familia es lo más importante de mi vida”.

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Asistiremos al día a día de una chica de 30 años con espasmos y dolor, consolada por la abuela y acompañada por el padre. No es fácil ser Lady Gaga todo el rato. Tampoco, Stefanie Germanotta.

El documental de Netflix es una buena ocasión para ver que ni toda la vanidad ni todo el oro del mundo le quitan a un corazón su herida necesitada de afecto, de sentido. Por más que disimule Lady Gaga, Stefani Germanotta sufre físicamente y padece espiritualmente. Five Foot Two es un reportaje que permite abrirse, a partir de una superstar, a la conciencia de la enfermedad y la ansiedad que provoca, que afronta la muerte, y que acepta el pasado sin escándalo, resignación ni moralismo. Cuando se acaba el documental tienes ganas de escuchar a Lady Gaga, sí. Pero sobre todo deseas abrazar a esa chica que se esconde debajo. A esa chica con un corazón de diamante. Y que pide a gritos a uno que la quiera.