El mundo virtual puede ser un instrumento peligroso en el camino de desarrollo de la identidad de adolescentes y, también, de adultosUn trágico final para quien parecía tenerlo todo: fama, belleza… Y, en cambio, se expresa con frases como: “Se me vino el mundo encima”; “He pensado en querer morir”. ¿Qué pasa por la mente del ser humano? ¿Podemos reducir todo a problemas psicológicos?
Partimos de la base de que para poder opinar sobre una situación específica, y más aún sobre una persona, habría que conocerla en profundidad. En el caso de Celia Fuentes, la influencer española que murió la semana pasada a los 27 años de edad, como en cualquier otro caso, no es ciertamente correcto pensar que conocemos a una persona porque la hemos seguido en algunos debates o en programas de televisión o a través de las redes sociales como curiosos o bien como followers.
Conocer una persona significa entrar en relación con ella, dedicarle tiempo, escuchar, observar en primera persona y, sobre todo, evitar prejuicios y opiniones prefabricadas. Solo el tiempo nos enseña quien es realmente una persona. A veces se necesita una vida entera para conocerla.
No cabe duda, considerando algunos aspectos de la psicología humana, que hay personas que están más expuestas que otras a la agresividad de los medios de comunicación, teniendo esto consecuencias muy diversas porque cada persona es única en el modo de reaccionar. Hay personas que gozan de una psicología o perfil de personalidad más estructurado que otras.
Cada ser humano es fruto de su pasado, su presente y sus expectativas. Cada persona tiene un estilo diverso de relacionarse, de sentir y percibir la realidad, de vivir y vibrar con sus emociones. Cada ser humano es fruto y a veces víctima de su contexto de frecuentación y de vida. Es por esto mismo que no es posible emitir un juicio sobre alguien, científicamente hablando, sin haberlo realmente conocido en profundidad.
El culto a la imagen
Lo que sí podemos constatar es que hay una tendencia general hacia el cultivo de la propia imagen en las redes sociales creando incluso una realidad distinta de la que verdaderamente se vive. La tendencia a mostrar siempre la mejor parte de nosotros mismos puede llevar a crear una segunda vida basada en apariencias que no reflejan nuestra verdadera identidad.
Cuando todo es fachada, el peligro es que no quede nada de nosotros mismos.
Uno de los principios que regulan la sana psicología de las personas es la maduracion de la propia identidad. Esto se lleva a cabo durante toda la vida, pero particularmente durante los añoos de la adolescencia. Es un camino que termina solo con el terminar de nuestra vida, porque el ser humano vive en continua transformación.
El gran peligro de las redes sociales hoy dia es que siendo un gran estímulo para crearnos una identidad, muchas veces podemos correr el peligro de desarrollar una personalidad, una imagen y una identidad que no es la nuestra. El mundo virtual puede en este sentido ser un peligroso instrumento para el desarrollo de los adolescentes y, sin lugar a dudas, también de los adultos.
Ciertamente, si a esto le sumamos la potente esclavitud del mercado, de la opinión pública, de la industria de la moda y del consumo junto con un importante componente de inestabilidad emocional y de depresión, nos podemos encontrar con una combinación mortal.
Bases sólidas para una vida sana
Desde hace mucho tiempo la psicología nos anima a considerar algunos principios básicos para tener una identidad emocionalmente sana:
- Construye tu vida sobre bases sólidas.
- Busca un sentido a lo que haces.
- Haz no lo que tú quieres hacer, no busques depender únicamente de la opinión de los demás.
- La vida es la tuya y los demás deben ser espectadores de tus decisiones.
Estos consideraciones y principios básicos van en dirección opuesta a lo que el mercado nos imponen contínuamente a través de una gestión superficial de las redes. De aquí, la necesidad de saber tomar y dirigir nuestra vida con nuestras propias manos.
Prevención para evitar trágicos finales
La psicología sigue con mucha atención el tema de la percepción personal y social. Vivimos de sensaciones, de emociones … y la psique humana no siempre procesa de manera racional los estímulos que percibe. ¡Cuántas veces encontramos en nuestra insatisfacción psicológica una falsa percepción del momento que vivimos! Esto nos puede llevar a sensaciones de desesperación total ante problemas que podrían tener solución y que nuestro cerebro en ese momento oscuro no nos deja ver.
Desde el punto de vista clínico, no hay que dejar pasar el tiempo cuando se perciben ciertos trastornos de personalidad y un aumento de la ansiedad ante circunstancias específicas en la vida. Hay síntomas muy concretos, ansiedad generalizada o un inicio de depresión, que pueden llevar a estados de ánimo peligrosos para la propia vida. Lo importante es siempre el trabajo de prevención, siendo fundamental que, si una persona no se da cuenta de lo que está viviendo, sean las personas que están a su alrededor las que actúen antes de que sea demasiado tarde.
Por otra parte no cabe duda que se trata de un argumento en el que todos los adultos tenemos una responsabilidad. Educar en la realización verdadera de la propia personalidad partiendo de bases sanas es un deber de las familias, de las instituciones educativas y de la sociedad.
El realismo nos hace ver cómo un mal uso de las redes sociales y de la moda puede llevarnos a otra dirección y por ello una noticia como la de la muerte de Celia Fuentes puede ser una ocasión de reflexión para todos, sin necesidad de pretender juzgar la intimidad y las intenciones personales o el estilo de vida de Celia.
Pensemos en qué tenemos que hacer nosotros para que esto no nos suceda ni suceda en el entorno social que frecuentamos.
Eso sí, algo fundamental en situaciones de desesperación o depresión cuando las redes nos atacan con agresividad o nos desilusionan es buscar ayuda y afecto en nuestro ambiente real de relaciones, amigos, familia, educadores y nunca cerrarnos en nosotros mismos. La vida real no termina cuando termina la vida virtual.
Podemos vivir situaciones muy dolorosas y dramáticas, pero mientras dura la vida todo tiene solución. Es cuando interrumpimos la vida que ya no hay solución para nada. Incluso la depresión más aguda y dolorosa puede ser siempre atendida profesionalmente. Lo importante es no cerrarnos a la ayuda de los demás.
Ofrezcamos respeto y afecto a Celia y sus seres queridos y aprendamos una lección importante para toda la vida. Su tragico e infeliz gesto nos ha dejado un mensaje muy claro.
Artículo realizado en colaboración con Javier Fiz Pérez, psicólogo, profesor de Psicología en la Universidad Europea de Roma, delegado para el Desarrollo Científico Internacional y responsable del Área de Desarrollo Científico del Instituto Europeo de Psicología Positiva (IEPP).