Por segunda vez se produce un llamado a la Santa Sede para que intervenga en la crisis venezolana y facilite un acercamiento entre las partes. La primera vez, tanto oposición como gobierno tocaron esas puertas, las cuales se abrieron de inmediato con el envío a Caracas de un representante del Papa. Pero el intento fracasó por falta de disposición de ambas partes.
La carta enviada por el Secretario de Estado vaticano, cardenal Parolin, fue taxativa al recordar los puntos a los cuales el gobierno se comprometió y que fueron ignorados. Aún la carta está sin respuesta. Desde Roma han sido claros: no aceptan un diálogo “sin condiciones”.
En esta ocasión, tanto el cuadro general como los actores son diferentes. Ya no son las partes en pugna las que llaman a la Santa Sede y el entorno internacional parece un tablero que se ha vuelto muy complicado para la administración de Maduro.
Representantes de los gobiernos de Latinoamérica han pedido “diálogo creíble” –expresión utilizada por primera vez desde la Santa Sede- y el cese de abusos contra los derechos humanos en Venezuela. De otra parte, rechazan una intervención militar y desaconsejan el bloqueo económico contra Venezuela, medidas que han flotado en el ambiente creando mucha controversia alejando del objetivo fundamental, cual es el éxito de las negociaciones.
El Banco Nacional de Chile anunció ayer que revocaba su línea de crédito al país y Estados Unidos ha pedido a los bancos un exhaustivo seguimiento para detectar delitos financieros en el seno del gobierno venezolano.
Washington ha ordenado –igualmente- vigilar los contratos del Gobierno del presidente Maduro, transferencias electrónicas de compañías supuestamente ficticias y compra de bienes raíces en el sur de Florida y en Houston. No obstante, voceros del gobierno del presidente Trump han declarado apoyar los esfuerzos de entendimiento que se llevan a cabo en República Dominicana.
Comienzan a hacerse evidentes los resultados de la gira del Vicepresidente norteamericano Mike Pence por países claves del continente, su encuentro privado con Juan Manuel Santos hace un par de semanas en Bogotá y la reunión de varios mandatarios latinoamericanos con Donald Trump en la Casa Blanca hace apenas días.
El cerco internacional se cierra al ritmo en que se abre la posibilidad de acuerdos que comiencen a desmalezar los caminos en vía hacia un restablecimiento de la democracia en Venezuela.
La Iglesia venezolana había dejado sobre la mesa sus reservas sobre las figuras iniciales escogidas para mediar en la mesa de diálogo, a saber, Leonel Fernández, José Luis Rodríguez Zapatero y Ernesto Samper.
Pero ha surgido una iniciativa, en medio de los temores a un nuevo fracaso: en un comunicado- hecho público ayer- firmado por Oscar Arias, Laura Chinchilla, Vicente Fox y Andrés Pastrana, entre otros, los ex mandatarios apelan a la intervención del Papa Francisco para “ponerle freno al desbordamiento dictatorial en Venezuela y pueda abrir espacios para una transición”.
“Apelamos, una vez más, a la autoridad moral de Su Santidad Francisco, cuya palabra y acción, en esta grave circunstancia que padecen y sufren todos los venezolanos, sin distingos, puede ser capaz de ponerle freno al desbordamiento dictatorial en Venezuela y abrirle espacios para una transición que, fundada en los resultados de la citada consulta popular y la liberación de los presos políticos, devuelva la paz y la concordia en esa querida nación, que fuera cuna de la libertad”, en un alerta sin precedentes al Vaticano y a los gobiernos del continente acerca de la gravedad de la situación en Venezuela, específicamente desde la perspectiva de los derechos humanos y de los riegos para la paz social.
Recientes sondeos de opinión en Venezuela coinciden en indicar que el país, habiendo puesto una pausa a la violencia de calle, apuesta, una vez más, por un reencuentro que abra caminos en lugar de por una confrontación social de impredecibles consecuencias, la cual seguirá gravitando sobre la nación mientras el hambre apriete y las dificultades crispen los ánimos. Ello solo sería posible contando con la sinceridad entre las partes y la voluntad política de encontrar coincidencias.
Una vez más, la Santa Sede en la palestra. Como decimos en criollo: amanecerá y veremos.
Hoy celebramos a...