El actor Sean Astin ha tenido un pasado muy duro respecto a sus padres, pero para él ahora su vida como padre y marido es esencialHablar de Sean Astin es hablar de Sam, el fiel amigo de Frodo, de “El Señor de los Anillos” en su versión cinematográfica. Es ese hobbit al que todos querríamos invitar a casa y con quien compartir chimenea. Muchas personas del público han recorrido su vida frente a la pantalla en paralelo a él, desde comienzos de los años 80′. Por Los Goonies (1985) y por otros filmes, de los que ha sido actor, director o incluso productor; pero sin duda la aparición en la trilogía de Tolkien es la que nos viene primero a la memoria y la que más empatía genera respecto a este actor de Hollywood.
Astin es natural y en sus apariciones públicas se gana al público porque realmente es transparente. Leal como Sam, responde de corazón a las preguntas que le hacen. Su madurez es fruto de una vida difícil, comenzando por sus interrogantes acerca de quién fue realmente su padre. Su madre, la actriz Patty Duke, le dio los apellidos del actor John Astin. Sin embargo, ella misma afirmó años más tarde que el auténtico padre era Desi Arnaz Jr. Una prueba de paternidad posterior le hizo comprobar a Sean que era hijo de Michael Tell, un escritor con el que la mamá de Astin estuvo casada 13 días. Algo similar al guion de “Mamma mia”, sí.
Sean Astin, sin embargo, tiende a buscar la serenidad y la unión familiar. A sus 46 años, está casado y es padre de dos hijos. Con su esposa -llevan unidos más de veinte años, todo un récord en el mundo del cine- decidieron bautizarse en la Iglesia protestante y sus hijos recibieron también el sacramento.
A raíz de una divertidísima comedia en la que participaba como coprotagonista, “Mom’s Night Out”, explicó en la cadena Fox que está a gusto trabajando y participando profesionalmente en filmes de carácter cristiano, y que no tiene miedo de hacerlo. Una audaz respuesta sabiendo que no siempre es fácil evitar las etiquetas peyorativas frente a ciertos lobbies de Hollywood.
La trilogía de “El Señor de los anillos”, una obra en la que los valores cristianos configuran el eje central de la historia, le ha marcado profundamente, más teniendo en cuenta que su trayectoria espiritual no ha sido fácil. “Técnicamente luterano”, “me considero cristiano”, dijo Astin. A través de su madre y de su padre (el que le cuidó y le dio el apellido) tuvo cierto conocimiento (aunque muy pobre) del catolicismo y del budismo. Su hermano mayor se hizo hindú. Sin embargo, en 2003 decidió “abrazar la cristiandad”, asegura. Su participación en “Rudy” (biopic de un futbolista estadounidense) y en “El Señor de los anillos” le hizo plantearse el cielo y cómo llegar a él.
Su mezcla de sentido del humor y responsabilidad hacen de Sean Astin un personaje entrañable, con una carrera sólida y con una buena toma de decisiones acerca de qué es mejor realizar en su filmografía sin desatender a su familia, sin duda porque conoce bien la herida de quien no sabe a ciencia cierta quién es su padre durante muchos años.