"La Iglesia no puede ser aduana que impida a los hombres acercarse a Dios", dijo el Papa en Medellín
Ser discípulos de Jesús y no apegados a “ciertos estilos” como hacían los fariseos. Discípulos seguidores, libres, que van a lo esencial, que no tienen miedo de la renovación y de involucrarse.
El Papa se refirió “a ciertas prácticas que nos acercan más al modo de ser de algunos fariseos de entonces que al de Jesús”.
Lo expresó Francisco este 9 de septiembre de 2017, en el cuarto día en el contexto de su viaje apostólico en Colombia y durante la Santa Misa en el Aeropuerto “Enrique Olaya Herrera” de Medellín.
El Sucesor de Pedro invitó al arrojo, al coraje evangélico porque “son muchos los que tienen hambre de Dios, hambre de dignidad, porque han sido despojados. Y, como cristianos, ayudar a que se sacien de Dios; no impedirles o prohibirles el encuentro”.
Y luego al margen de las hojas preparadas, miró al público: “Hermanos, la Iglesia no es una aduana, quiere las puertas abiertas, porque el corazón de su Dios, está no sólo abierto, sino traspasado por el amor que se hizo dolor”, dijo, mientras los fieles aplaudían.