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Consejos para ayudarte a prevenir o frenar el ansia de comer

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María Eugenia Brun - publicado el 09/09/17
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¿Qué hacer cuando te asalta el hambre en un ataque de nervios, de estrés o tristeza?

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Muchas veces comemos sin tener ganas solo“por comer algo”, ya sea porque estamos aburridos, tristes, alegres, enojados o ansiosos. Cuando sucede esto, comúnmente está vinculado al estado de ánimo. A través de estas costumbres lo que hacemos es canalizar distintas emociones que comienzan poco a poco a modificar nuestros hábitos alimentarios saludables.

Es una falsa sensación de apetito que aparece en cualquier momento del día, aunque ya hayamos comido y los alimentos que apetecen son en su mayoría de alto contenido calórico y -algo en particular- a diferencia del hambre fisiológica (por necesidad humana) que se manifiesta de forma gradual y presenta horarios establecidos, es una alimentación fraccionada y no es selectiva.

De acuerdo a un estudio publicado en la revista “Actualización en Nutrición” por Mónica Katz (médica especialista en nutrición) junto a su colega Vanesa Anger, revela que el hambre emocional se presenta con mayor frecuencia en mujeres que hombres, también que las mujeres canalizan  más la ansiedad comiendo que los hombres y además que las preferencias gustativas dulces son más comunes en las mujeres ya que los hombres prefieren alimentos salados.

Factores posibles que llevan a este tipo de alimentación

Cuando nos encontramos frente a distintas situaciones que generan estrés, ansiedad o cuando tenemos algún problema, una forma de escape momentáneo a ellos es a través de los alimentos.

Se puede producir frente a alguna emoción principalmente negativa, generada tal vez por la falta de tiempo para ciertas actividades de interés, o por presentar dificultades laborales o sociales o simplemente por aburrimiento de la alimentación diaria (por ejemplo, por falta de creatividad para preparar platos diferentes). Estas son situaciones de la vida diaria que llevan a comer inconscientemente, buscando una gratificación inmediata a través del placer de consumir un alimento en particular.

Además hoy en día el mercado ofrece una infinidad de alimentos atractivos para el consumidor que favorecen este consumo. Se trata de alimentos con alto contenido calórico, porque contienen grasas saturadas y azúcares simples. Estos son capaces de hacer experimentar la sensación de placer y bienestar causada por la segregación de endorfinas y dopamina en nuestro cerebro, pero esta falsa felicidad es efímera y cuando termina volvemos al principio o a veces podemos sentirnos peor que antes.

Consecuencias para la salud

Puede variar de acuerdo a la frecuencia con que ocurren estos episodios, el tipo y la cantidad de alimentos consumidos.

En el peor de los casos, cuando se pierde totalmente el control, puede llevar a una bulimia nerviosa, pero no es lo primero que sucede.

La primera de las consecuencias y que se hace notar, es el peso, provocando un aumento significativo que a su vez puede llegar a derivar en obesidad y otras alteraciones metabólicas y hormonales como la diabetes, colesterol alto, hipertensión, problemas reproductores, exceso de ácidos grasos, entre otros.

Consejos para enfrentar el hambre emocional

  1. Darse el tiempo para pensar y reflexionar de lo que está sucediendo, buscar el problema, la razón por la que necesita de ese alimento particular para “sentirse mejor”. Preguntarse ¿realmente tengo hambre o es para calmar mi ansiedad o aburrimiento?
  2. Llevar una alimentación consciente, variada y equilibrada sin prohibiciones innecesarias, pero en su justa medida, dándose un gusto de comer lo que más le gusta de vez en cuando para calmar la ansiedad.
  3. A través de la oración durante las comidas, antes de ir rápidamente a devorar la comida, es necesario tomarse el tiempo para dar gracias a Dios por los alimentos.
  4. Disfrutar buscando nuevas recetas, preparándolas, y compartirlas en familia, es una manera de no aburrirse de las mismas preparaciones y además es una distracción.
  5. Masticar bien los alimentos y dedicarle el tiempo suficiente para darse cuenta cuando uno ya se encuentra satisfecho y no necesita comer de más.
  6. Cuando sientes que no puedes controlarte y quieres sí o sí comer ese alimento, rezar, salir a caminar un poco, hacer ejercicio, escuchar música, llamar para conversar con alguien o buscar algo que te distraiga de ese momento.

Es muy importante tomar primero conciencia de si estamos frente a uno de estos problemas y saber que desde pequeños nuestros hábitos alimentarios se sedimentan y debemos aprender a llevar una alimentación saludable para mantener el equilibrio y no perder el control de la misma,  para lograr así mantener una vida sana.

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