Entrevista con Meme Alsina, diplomada en biblioteconomía, tetrapléjicaEn números, Meme Alsina tiene el 98% del cuerpo en parálisis, 36 años, 7 hermanos, 24 sobrinos, 1 hermana carmelita, 1 hermano cura, 2 devociones especiales (san Judas Tadeo y santa Rita) y una pasión: la informática, sólo para citar algunos. Esta mujer de habla dulce y espiritualidad recia nos recibe en su casa en Barcelona un viernes por la tarde de fin de verano. Si no estuviera Aleteia entrevistándola, ella estaría ante su ordenador, que es lo que más le interesa.
Las mañanas son para trabajar, en su caso en la librería Balmes , donde se encarga de la web y de la venta online. Librería tristemente cercana al escenario de las Ramblas de Barcelona, donde tuvo lugar el atentado del 17 de agosto que sesgó la vida de tanta gente. “No entiendo lo que les pasa por la cabeza a los terroristas, están enfermos, porque no puede ser que haya tanta maldad”, dice Meme Alsina, que se llama Mercedes, como la patrona de Barcelona.
Me gusta el verbo “ayudar”
Ayudar es un verbo que cita muchas veces mientras hablamos “Me gusta mucho este verbo, ayudar”. Y reconoce que “dejarte ayudar es bueno para ti, y para los otros”. La gente a veces se acerca y me pregunta : “¿Te ayudo? Y yo encantada, aunque no lo necesite, significa que te quieren, yo les dejo que me cuiden”. Sus 24 sobrinos tienen entre 1 y 22 años. Y en su familia son 8. “Tengo siete hermanos”, explica. “Siete es el número de la suerte”, le respondo, y sonríe y asiente: “Pues sí, soy muy afortunada con mi familia y amigos”.
Este verano ha leído 9 libros, 4 desde el Ipad y 4 en soporte físico, con alguien que le ha ido girando las páginas. “Tengo sed, ¿me das agua?”, interrumpe. Y es que Meme necesita asistencia, y lo vive con toda naturalidad desde que a sus dos años y medio se puso enferma. ¿Cómo llevas la dependencia?, pregunto, y afirma que “sin problemas” porque la dependencia “te hace confiar en las personas”, y saber que “estás en buenas manos”.
Todos somos discapacitados
“Muchas veces gente aparentemente sin limitaciones físicas tienen una vida más limitada que la gente discapacitada”, afirma.
“Cuando tienes una discapacidad física” – prosigue- “te fijas más en el carácter de las personas, y en detalles, y te das cuenta de que hay gente que podría disfrutar tanto pero piensan en sí mismos, o desean lo que no tienen”. “Cuando faltan cosas, como en mi caso, das mucho más valor a lo importante, y ves cómo gente que tiene lo que llamaríamos una vida perfecta no disfrutan de este regalo. Y es que para ser feliz, de verdad, hace falta muy poco”.
¿Cómo llamar a la discapacidad?
“A mí me da igual como me llamen, el nombre no va a cambiar mi situación”, reconoce cuando la gente le pregunta si tienen que hablar de discapacidad, disminución, etc. “Hay personas muy sensibles con este tema, yo en general no tengo muchos amigos discapacitados, mis amigos de biblioteconomía han sido muy buenos compañeros, y también en la escuela de monjas del Pinar, donde fui. Todo el mundo ha estado siempre muy disponible”.
Es catequista de Primera Comunión en la Parroquia de San Ramón Nonat y le encanta, y a los niños les gusta mucho ayudarla. Su madre la acompaña y la recogen luego. ¿Deportes? Bueno, “este verano ha disfrutado en el agua” (en invierno no, y se ríe). Y una vez al año va a Lourdes, aunque lo de las piscinas lo evita. Pero la gruta, imaginarse a Bernardette, es algo muy especial, “más que la explanada de Fátima, para mí”.
¿Tu viaje más largo? Le pregunto, y responde que ha sido Tierra Santa. Ha viajado a otros sitios, como Fátima, pero no le gusta el avión por el engorro que supone en su estado, con cambios de silla y asientos incómodos.
Todo tiene un sentido
La lección más interesante de Meme es que transmite que “todo tiene un sentido”, aunque por supuesto “no lo entendamos”. Este año lo ha pasado durante meses en hospitales, en la Unidad de Cuidados Intensivos, y ha sido “un tiempo difícil”, pero reconoce que fue un tiempo en que mucha gente rezó e hizo bien. “Valió la pena por algo”, dice convencida.
El futuro no le da miedo, ni piensa mucho en él. “Seguro que será bueno”, añade.
Mientras la entrevisto veo una foto de una chica carmelita en un marco. “Es mi hermana Carmen”, cuenta con evidente cariño por la monja. Por Navidad van al convento en Tiana y, aunque no puedan verla, por la reja están con ella. “Así como cuando hay alguna celebración familiar, como bodas: la familia se intenta casar cerca para ir a dejar el ramo a la Virgen con Carmen”.
Terminamos la entrevista. Bajo con el ascensor y pienso que sí, que el futuro “seguro que será bueno”. Y concuerdo con Meme que la dependencia te hace confiar. Mientras camino por su calle, que ella tantas veces recorrerá con su silla de ruedas, mando por Whatasapp la foto que nos hemos hecho con Meme a su hermano cura Jose María, que está en Toledo (España). Me responde con la frase con la que deseo terminar esta entrevista: “Meme hace bien a quien la conoce”.