Rodrigo Guerra, miembro del Equipo de Reflexión Teológica del CELAM y presidente del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV), habla sobre el “escándalo Francisco”
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El Papa Francisco viaja a Colombia y dentro de unos meses estará en Chile y a Perú. El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) preparó un número especial de su Revista de Teología “Medellín”, para ayudar a reflexionar sobre el ministerio de Pedro en clave americana.
Para entender mejor el número especial de “Medellín” y la presencia del Papa en el continente que le vio nacer, entrevistamos a Rodrigo Guerra, miembro del Equipo de Reflexión Teológica del CELAM y presidente del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV). La entrevista toca importantes temas sobre los desafíos, objeciones y obstáculos que el actual Vicario de Cristo a veces se encuentra en la guía de la “barca de Pedro”.
-¿Por qué la revista de teología del CELAM ha preparado un número especial intitulado: “Francisco: tú eres Pedro”?
Me parece que el cardenal Rubén Salazar, presidente del CELAM, y Patricio Merino, vicerector del centro de reflexión teológica del propio organismo, han querido manifestar a través de “Medellín” las razones para una adhesión consciente y fiel al Papa Francisco. Esto, por una parte, es un gesto filial muy bello, y por otra, es también una ayuda para quienes en ocasiones se sienten tentados a pensar a Cristo sin la Iglesia o a la Iglesia sin Pedro.
-El Papa es seguido y rechazado, ¿cómo explicar este fenómeno que sucede simultáneamente?
Francisco es un regalo inmerecido que está cimbrando a la Iglesia. Con el Evangelio y con la ayuda de Dios tiene la capacidad para interpelar con sencillez y ternura la consciencia del más alejado o escéptico. Pienso, sobre todo, en los más jóvenes y críticos. Ninguno queda indiferente delante del anuncio que este hombre hace. Cuantas veces escuchamos expresiones del tipo: “con él, sí”.
Por otro lado, quienes eventualmente sienten que ya tienen conquistado el terreno de la fe, quienes se sienten poseedores de la verdad completa, quienes han cerrado la disponibilidad del corazón para aprender, encuentran en Francisco a un Papa incómodo que no encaja, que no cabe, que se sale.
-Los fariseos acusaban y le ponían trampas a Jesús. ¿Qué acusaciones se le hacen al Papa en torno a Amoris laetitia?
Las acusaciones son muy variadas contra Francisco: que violenta el Evangelio del matrimonio y la familia, que contradice la enseñanza moral de San Juan Pablo II, que es ambiguo y confuso, que coquetea con la “moral de situación”, que es “probabilista”. Estos y otros calificativos suponen en el fondo que la promesa de Jesucristo de sostener el ministerio del frágil Pedro es ineficaz, no sirve. En muchas de las críticas contra Francisco está incoada una tentación gnóstica: algunos creen que su conocimiento es más claro, más certero, que el del Pastor universal de la Iglesia.
-Y si la promesa de Cristo es falsa, todo se derrumba…
Así es. Vuelve a ser un escándalo que un hombre limitado y con cierto temperamento latinoamericano, argentino y jesuita, merezca ser seguido. Las vestiduras se desgarran porque no es alemán o polaco, porque no es teólogo de gabinete o porque alguna vez consultó a una psicoanalista hebrea. Dicho de otro modo: el seguimiento a uno concreto, se les indigesta.
Es fácil seguir a una idea o a un ideal abstracto, puro, atemporal, lejano. Es fácil seguir a un Papa más allá de los montes, que está lo suficientemente lejos para que no moleste. Pero seguir a “éste”, a alguien cercano, cotidiano, ordinariamente extraordinario, que camina y que suda, que un día está contento, y otro tal vez no tanto, eso sí que le rompe los esquemas a aquel que se ha enamorado tácita o explícitamente de un Dios de aristocracias.
-¿Es tan fuerte la animadversión de “los puros” a Francisco?
Mire usted, en la antigüedad pagana se concebía a Dios como un ser totalmente espiritual y purísimo. El mundo y sus habitantes, llenos de materia y miseria, se presentaban como lo contradictorio. Pensar en un Dios que se involucra con la carne concreta del pueblo, y en particular, con un hombre como Jorge Mario Bergoglio, resulta, para estos que usted dice, repugnante.
Muchas de las herejías del pasado precisamente surgieron cuando “los puros” advertían que creer en una Iglesia de seres torpes y carnales era insostenible. “Los puros” sólo aceptan en su abrazo a los que son como ellos. Esto, evidentemente, no es lo propio de una Iglesia “católica”, es decir, universal por su acogida irrestricta a todos, en especial, a los más pecadores, heridos y humillados.
-¿Cómo recuperar la consciencia de que Francisco es el auténtico sucesor de Pedro? ¿Cómo evitar considerarlo una “opinión más” del mercado de opiniones y teorías teológicas?
Vamos a ver: Jesucristo no quiso cuidar nuestra fe regalándonos un tratado de metafísica o un gran libro de teología moral. Jesucristo dejó a Pedro y a sus sucesores. Él corrige nuestra fe. Yo no soy nadie para juzgar la fe de Pedro. Él, por su parte, sí que puede educar la mía. A través de su limitación, y no a pesar de ella, el Espíritu Santo actúa y santifica.
-A Bergoglio a veces pareciera que le incomoda que le digan “Su Santidad”…
De hecho, cuando al Papa le decimos “Santidad” no nos referimos, pues, a su santidad subjetiva, biográfica, sino a la Santidad del misterio que lo sostiene a él y a toda la Iglesia. Para recuperar esta consciencia es preciso mirar a Francisco con ojos de fe. Esta no es una expresión piadosa revestida de tonos color pastel. Esto significa acoger con toda su crudeza y drama la certeza de que el Dios cristiano es un Dios encarnado que permanece en la historia a través de la compañía que nos regala.
-Pero, ¿qué papel juega Pedro en todo esto?
Importantísimo, escencial: ser el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de los fieles. Su enseñanza y su presencia es regalo providencial para nuestras vidas. Y aún cuando esta enseñanza no revista las condiciones de infalibilidad, mi razón esta invitada a la adhesión confiada y fiel.
-¿No existe en esto el riesgo de caer en una “papolatría”?
El culto de latría se debe sólo a Dios. Lo que hemos explicado no es ningún argumento a favor de una tácita o explícita “papolatría” sino a favor de la adhesión consciente, cercana y empírica al sucesor de Pedro. Esta adhesión no suprime el uso de la razón, pero sí la ordena pedagógicamente hacia el horizonte del misterio de un Dios encarnado.
-Cuando el Papa viaja a los diversos países del mundo, incluidos, Colombia, Chile y Perú, ¿sabe que puede encontrar resistencias?
El Papa es consciente de la resistencia al escándalo cristiano. Sabe bien de las personas y los grupos que lo objetan. Conoce el neo-integrismo de aquí y de allá. Sin embargo, en sus próximos viajes él será de nuevo un peregrino de paz, reconciliación y esperanza. No se cansa en ofrecer la mano aún a quien le ha tomado el pie. Esto que podría ser considerado una torpeza, políticamente hablando, responde principalmente al estilo de vida de Jesús: arriesgar una y otra vez por el hombre, para que el hombre con libertad se arriesgue también por Jesús.
-Tenemos delante de nuestros ojos a un testigo y a un maestro, a un pastor…
… Y a un amigo, siempre abierto a la posibilidad de un encuentro con el no creyente, con el protestante, con el católico puritano o con el laxo. Abierto a todos los carismas y caminos al interior de la Iglesia. Dispuesto a vivir “en salida” como auténtico discípulo misionero, que con prontitud atiende las periferias. Francisco no defraudará a los colombianos, a los chilenos o a los peruanos. El confía enteramente en Dios y todo lo demás se dará por añadidura.
La revista “Medellín completa se puede consultar aquí