También los pequeños han quedado traumados por los atentados en Barcelona y CambrilsLos muertos y heridos no son el único objetivo de los terroristas. Entre las personas que quedarán con una herida en el alma tras los atentados en Barcelona y Cambrils hay que contar a los niños, que han vivido momentos de puro terror sin comprender el motivo.
Un caso emblemático es el del niño italiano de 5 años, Alessandro, quien fue testigo mientras paseaba por La Rambla de la muerte de su papá, Bruno Gulotta.
Antes de ser atropellado por la letal furgoneta, que se acercaba a toda velocidad, el papá le llevaba de la mano. Cuando estalló el infierno, el niño pudo salvarse gracias a su mamá, quien en el último minuto le atrajo hacía sí, mientras el papá caía por tierra. Bruno murió pocos instantes después, ante los ojos aterrorizados de su hijo.
El miedo del terrorismo ha tocado a las puertas del corazón de otros muchos niños, quienes han tenido familiares, amigos o simples conocidos afectados directa o indirectamente por los atentados.
Para saber cómo es posible ayudar a estos niños hemos conversado con el profesor Aureliano Pacciolla, psicólogo y psicoterapeuta, quien ha sido durante años catedrático de Psicología general en la universidad LUMSA de Roma.
¿Cómo es posible ayudar a un niño como Alessandro, que ha vivido una experiencia tan traumática?
El niño tendrá necesidad del apoyo de un psicólogo, pero también de todas las figuras cercanas: abuelos, tíos, maestros…
En primer lugar, los psicólogos tendrán que ayudarle a elaborar el luto: no tendrán que mentir, sino ayudarle a afrontar y aceptar la realidad, la pérdida de su papá. Tienen que utilizar el lenguaje y los instrumentos adecuados a la edad del pequeño.
¿De qué depende la superación del trauma?
Es importante saber que la superación de los traumas tiene lugar gracias a la resiliencia, que consiste en la capacidad para volver a encontrar el equilibrio antecedente al trauma.
Esta resiliencia se ha podido constatar de manera más clara en los niños que en los adultos, de modo que los niños logran superar mejor los traumas. Esto se ha podido ver en muchas catástrofes.
El psicólogo debe observar el nivel de resiliencia del niño para incentivar el desarrollo de su resiliencia, es decir, el regreso a la serenidad.
Hay otro elemento que es importante considerar: el concepto de antifragilidad, que es la capacidad humana para beneficiarse de un trauma.
Un niño que ha sufrido un fuerte trauma podría tener ventajas en el futuro respecto a otros niños, pues ha aprendido a afrontar este tipo de situaciones.
Por tanto, el psicólogo y las figuras cercanas al pequeño tendrán que ayudar al niño a reforzar estos dos elementos: la resiliencia y la antifragilidad.
¿Cómo cambia la vida de un niño que ha visto con sus ojos un acto terrorista o que ha vivido un momento de miedo
sobrecogedor?
El desafío consiste precisamente en hacer que la vida del niño vuelva a la “normalidad”. Esto significa retomar el crecimiento del pequeño según los ritmos propios de los niños de su edad, de su cultura y condición social.
¿Un consejo?
La ayuda del psicólogo debe extenderse a la figuras cercanas (abuelos, tíos, etc.), así como a los niños de su misma edad:
compañeros de clase en el colegio, miembros de su equipo de fútbol…, para que puedan saber cómo ayudar al niño.
Traducción de Jesús Colina