Respuesta a una polémica propuesta de la Comisión Real sobre Respuestas Institucionales al Abuso Infantil de imponer sanciones penales a los sacerdotes que no denuncien hechos de abuso conocidos durante el sacramento de la PenitenciaEl arzobispo de Melbourne, Australia, Denis Hart, recordó la doctrina católica sobre el secreto de confesión y afirmó que ningún sacerdote puede romper el sigilo sobre los actos confesados en el sacramento de la Penitencia, incluso en casos en que los pecados constituyen crímenes graves como el abuso a niños.
De esta manera respondió a la polémica propuesta de la Comisión Real sobre Respuestas Institucionales al Abuso Infantil de imponer sanciones penales a los sacerdotes que no denuncien hechos de abuso conocidos durante el sacramento de la Penitencia.
Sin embargo recordó que cuando el hecho es conocido en otras circunstancias sí debe ser reportado a las autoridades.
La confesión “es una comunicación sacrosanta de un orden más alto que los sacerdotes respetan por naturaleza”, expuso el prelado en una entrevista radial a la estación ABC de Melbourne.
Hart explicó a The Bolt Report que el acceso al sacramento con las garantías del mismo en realidad ayuda para la protección de los niños, al buscar la conversión del criminal. El sacramento puede ser “tal vez la única oportunidad donde una persona que ha ofendido o un niño que ha sido herido puede acceder a un consejo más amplio”, recordó.
Los sacerdotes recomiendan a las víctimas relatar los hechos a otras personas que sí están legalmente obligadas a llevar el caso a las autoridades.
El arzobispo argumentó que el penitente, en un caso como el propuesto en el debate, tiene normalmente el deber de entregarse a las autoridades como requisito para obtener el perdón de Dios.
“En casos que involucran la justicia, siempre ha sido la enseñanza de la Iglesia que la persona tiene que hacer una restitución, así no creo que yo pueda dar la absolución a alguien que confiese materias como estas sin que al menos esté preparado para hacer algo al respecto”, indicó el Hart.
El agresor debe tomar los pasos necesarios para garantizar que no ofenderá nuevamente y asumir las consecuencias de sus actos.
El arzobispo recordó que el secreto de confesión es parte esencial de la libertad religiosa de los sacerdotes, ya que el sacramento de la penitencia es uno de los ministerios a los que la Iglesia no puede renunciar. “Nosotros no podemos dejar de lado el encargo dado a nosotros de ser instrumentos de perdón y de paz y trabajar con las personas”, explicó el prelado.
Con información de Herald Sun y ABC
Artículo publicado por Gaudium Press