El director de la Casa del Migrante en Tijuana, Pat Murhpy, cuenta a Aleteia cómo acogen a deportados, refugiados y migrantes
Alerta ante el auge del racismo y la xenofobia, también entre católicos. Nos lo pide el padre Pat Murpny, sacerdote que nació en Nueva York pero que vive en la frontera entre México y los Estados Unidos de América en Tijuana, donde los padres scalabrinianos acogen a los deportados. Escuchar al padre Pat es entender inmediatamente que construir muros no es ninguna solución. Estos días ha estado en el encuentro catequético de Scala, la sociedad catequética de América Latina, en el Boston College, donde Aleteia ha podido escuchar su testimonio.
Migrante, deportado, refugiado… ¿en qué se diferencian, cuando llegan a las Casas del Migrante?
Para comenzar, te definiré las tres palabras desde la visión de Casa del Migrante:
Migrante: entendemos como tal toda persona que ha dejado su lugar de origen; ya sea por motivos económicos, violencia, falta de oportunidades, pobreza, desastres naturales, inestabilidad política, entre otros; con el objetivo de establecerse en otro buscando mejorar su calidad de vida y la de sus familias.
Deportado: Todo mexicano que ha residido en los Estados Unidos o que ha intentado cruzar la frontera, ambos de forma indocumentada, que ha sido detenido y devuelto por las autoridades migratorias estadounidenses ya sea de forma voluntaria o expulsión inmediata.
Refugiado: Toda persona, no mexicana, que ha sido reconocida por las autoridades migratorias mexicanas como “refugiado”, bajo los supuestos de que no puede regresar a su país de origen pues su vida corre peligro, ya sea por su raza, religión, nacionalidad, género, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas.
En nuestro caso, el 90% de las personas a quienes servimos, son migrantes deportados desde los EEUU. Muchos detenidos por infracciones menores, otros expulsados después de cumplir sentencias en cárceles y otros detenidos en su intento de cruce indocumentado. Y mexicanos en tránsito del sur de México que buscan establecerse en Tijuana o cruzar a Estados Unidos.
Algunas personas que están acogidas provienen de Centroamérica
Exacto, el otro 10% corresponde a extranjeros, en su mayoría provenientes de Centroamérica que huyen de la violencia en sus países de origen, algunos de forma indocumentada y otros ya con su condición de “refugiados” reconocida y permiso de residencia o visas por razones humanitarias. Otros pocos han llegado de otras nacionalidades africanas (Congo, Ghana, Nigeria, Sierra Leona, entre otros).
El caso de los haitianos fue una cuestión muy especial, no son “refugiados” como tal pues no han sido reconocidos por las autoridades de esa forma. Todos llegaron hace un año de forma indocumentada y hoy en día, aquellos que decidieron quedarse en Tijuana, tramitaron una visa para poder residir de forma legal.
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