Sucumbir ante unos zapatos bellos pero incómodos, no contar con imprevistos… ¡la lista sigue!
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Limitarte con el vestido de novia
Que si las gorditas no pueden usar esto, que si cierto corte te hace ver más baja… hay un sinfín de “creencias” o “mitos” que te pueden hacer ir con prejuicios a la boutique.
No te mentalices ni te dejes llenar de comentarios negativos que hasta pueden afectarte emocionalmente.
Ve a la tienda, escucha los consejos de los expertos y pruébate varios estilos, incluso los que crees que no van contigo, ¡te podrías sorprender! ¡Tú tienes la última palabra!
Exagerar
Esto puede ocurrir con el vestido o el maquillaje (cuidado con esos bronceados artificiales), pero sobre todo es muy común verlo en las decoraciones. A veces las novias no se pueden decidir por algo específico y entonces deciden incluir lo más que puedan; o también ocurre que su idea de una boda “por todo lo alto” es mucho de todo, cayendo en un derroche totalmente innecesario e, incluso a veces, hasta de mal gusto.
Te sientes obligada a utilizar un recogido clásico
¿Nunca has usado un peinado alto o, peor aún, no te sientes cómoda llevándolo? No tienes que empezar a hacerlo precisamente el día de tu boda. Si bien tradicionalmente se espera que la novia no lleve su melena suelta, la verdad es que el mejor peinado es el que te haga sentir hermosa.
Puedes llevar una trenza o unas ondas con medio cabello recogido, por ejemplo. Asegúrate de probar tanto tu peinado como tu maquillaje semanas antes de la boda para que te dé chance de experimentar y dar con el más adecuado.
No comer
Esta vez no me refiero a las dietas previas, sino a las comidas del mismo día de la boda. Por más ajetreada que estés, es importante que comas para que tengas energía. Si te preocupa que tu estómago se inflame, aunque sea opta por frutas y algo de yogurt. Eso sí, es importante que, previo a la ceremonia, no ingieras alimentos con tu vestido puesto… ¡hay que evitar accidentes!
Los zapatos equivocados
Los tacones son el mayor placer pero también el peor castigo de una mujer. Por más que un diseño te parezca espectacular, si no es cómodo, descártalo. El calzado nupcial debe ser suave, ligero y sofisticado (el alto y ancho del tacón dependerá de tus habilidades y capacidad de aguante). Recuerda que los novios son los que más tiempo están de pie y no querrás ser la novia que anduvo descalza por el salón porque no aguantaba ya el dolor. Otro consejo: si estás comprando un par nuevo, días antes de la boda camina con ellos dentro de tu casa para ir amoldándolos.
Un presupuesto demasiado justo
Si algo tienen las bodas es que están llenas de imprevistos y suelen surgir gastos extras. Ten una reserva de dinero para cualquier eventualidad. ¡Es mejor prevenir que lamentar!
El volumen de la música
Es difícil pensar en otra cosa que no sea cantar y bailar cuando suena una canción que nos encanta… pero en nuestra boda tenemos que considerar que hay personas que no pretenden ni pisar la pista de baile y que un volumen de música demasiado alto los puede aturdir. ¿Cuál es la medida correcta? Que la gente que no esté danzando pueda llevar una conversación sin problemas.
Enfrascarse en los pequeños detalles
Es verdad que, como dice el dicho, los pequeños detalles hacen la diferencia. Sin embargo, esta vez me refiero a esas cositas que, quieras o no, se escapan de tus manos. Por más que planifiques, tienes que estar clara que no necesariamente siempre todo va a salir a la perfección y no vale la pena que te amargues tu día por una tontería (a veces son menudencias y ni los invitados se dan cuenta). Pon las cosas en perspectiva y recuerda que lo más importante es la familia que comienzas, así que ¡diviértete!