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Hipertensión, una enfermedad también común en niños mal alimentados

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María Eugenia Brun - publicado el 08/08/17

Los hábitos alimentarios y las rutinas familiares deben contribuir a que los pequeños no presenten problemas que afectarían a su calidad de vidaRecuerdo aquellos tiempos cuando salíamos a jugar a la pelota, saltar a la cuerda, andar en patines o bicicleta. Salir del cole pensando en aquella comida deliciosa que me estaría preparando mi mamá o mi abuela. A veces era una merienda con galletitas caseras, un bizcochuelo o pan calentito con jamón y queso.

Para el almuerzo solían preparar alguna sopa de verduras, un guisito, una rica pasta con salsa boloñesa, o mi favorita, milanesa con puré. Para mí comidas riquísimas, pero lo más importante: ¡sanas, nutritivas y caseras!

Con el correr del tiempo ciertos hábitos alimentarios y rutinas familiares vinculadas a la alimentación han ido variando. El ritmo de vida actual hace más difícil encontrar un momento para realizar de forma continua estas preparaciones dentro de  las familias. Por lo tanto, muchas veces se termina recurriendo a comidas ya prontas o casi listas.

A su vez, la variedad de productos alimenticios en el mercado ha aumentado considerablemente, así como su publicidad, fomentando su consumo. Pero no todas estas comidas son saludables, pues la mayoría de los pre-elaborados tienen altísimos valores de sodio, azúcar y grasas.

A estas preparaciones se le suman otros malos hábitos alimentarios como el consumo de comidas rápidas (papitas, hamburguesas, pizzas), postres, dulces, panificados y bolletería. Y esta serie de cambios de hábitos alimentarios, sumados al sedentarismo, han llevado a que las enfermedades cardiovasculares (como obesidad, diabetes) sean la primera causa de muerte en adultos en el mundo cuyo principal factor de riesgo es la hipertensión arterial (HTA).

La hipertensión arterial es el aumento persistente de la presión sanguínea, que cuanto más alta es, mayor es el riesgo de que se dañen vasos sanguíneos y órganos como el corazón, riñones y cerebro.

En base a datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se calcula que la hipertensión es la causa por la que mueren anualmente nueve millones de personas en el mundo. Distintas evidencias científicas han demostrado que la misma comienza desde la infancia.

Hipertensión arterial en el niño y el adolescente

Estadísticamente es difícil conocer la cantidad de niños que la padecen. A pesar de que a nivel mundial se ha recomendado que el control de la presión arterial se realice como rutina a partir de los 3 años, todavía muchos países no lo han incorporado. Pero lo ideal es que se realice a partir desde los primeros días de vida.

El problema es aún mayor al encontrarnos con que este incremento también se ha producido en niños. Una de las causas principales en la infancia es la obesidad, siendo uno de los problemas más comunes de salud de los niños en el mundo desarrollado.

Es por eso que la alimentación del niño hasta los 3 años pasa a ser clave para la salud nutricional, ya que es el periodo en que se empiezan a establecer los hábitos alimentarios que mantendrá durante su infancia y que además le garantizarán un adecuado crecimiento y desarrollo.

Como posibles factores del desarrollo de esta patología se encuentran el sedentarismo, debido a que la mayoría de los niños realizan mucho menos de 60 minutos diarios de actividad física recomendada. La historia familiar (si padres, abuelos o tíos menores de 55 años de edad presentan HTA) es otro de los factores.

Pero también se ha observado que el menor tiempo de los adultos destinado a compartir en familia influye, porque hay menos control sobre las comidas y hábitos saludables de los más pequeños.

¿Cómo se diagnóstica en niños?

Es mucho más complejo de diagnosticar que en los adultos, ya que se necesitan distintas tablas de referencia de acuerdo a la edad y sexo del niño, ya que no es lo mismo un niño de 3 años que de 12 años.

Cuando el valor es alto, se comienza a evaluar en varias oportunidades.

Se establecen los siguientes valores de diagnóstico, de acuerdo con la Academia Americana de Pediatría:

Hipertensión arterial: cuando el promedio de presión arterial sistólica (durante la contracción del corazón) y/o diastólica (momento de relajación del corazón) es mayor o igual al percentil 95 para edad, sexo y talla en 3 ocasiones o más.

Prehipertensión: la presión arterial es mayor o igual al percentil 90 y menor al percentil 95 para edad, sexo y talla en 3 oportunidades o más.

Presión arterial normal: se da cuando el promedio es menor al percentil 90 para edad, sexo y talla.

Tratamiento

A diferencia de la mayoría de los adultos, no se comienza primero con medicamentos, sino con cambios de hábitos alimentarios, realización de actividad física y reducción de peso si lo requiere. En el caso que se comience con los cambios y los valores se mantengan altos si necesitará medicamento.

¿En qué se basa la alimentación?

Ayuda una alimentación rica en frutas y verduras de estación, lentejas, garbanzos y porotos (judías blancas, alubias), lácteos descremados, carnes magras.

Deberíamos incluir pescados semanalmente, aceite preferentemente de oliva en crudo, huevos (no más de 1 por día) y cereales (como pasta, arroz).

En cuanto a bebidas, preferiremos agua y evitaremos los refrescos tipo cola.

Vamos a controlar las frituras, el consumo de dulces, azúcares y sal agregada a las preparaciones. Evitar aquellos alimentos con conservantes y alto contenido en sodio como papitas, snacks, sopas instantáneas, fiambres, embutidos, aceitunas y quesos madurados diariamente.

Algunas recomendaciones

  • Retirar el salero de la mesa.
  • Leer las etiquetas de los alimentos antes de comprar.
  • Cocinar preferentemente al vapor, horno, plancha, parrilla o grill.
  • En lo posible organizarse para elaborar preparaciones sencillas y luego reservar en el congelador para utilizar en la semana.
  • Realizar desayuno, almuerzo, merienda y cena.
  • Organizar la merienda escolar semanalmente para evitar que los niños compren alimentos poco saludables en las cantinas.
  • Procurar que realice algún tipo de actividad física o deporte 60 minutos diarios.

Y por último, hacerse un tiempo por lo menos durante una de las comidas diarias para comer en familia, que es una manera muy importante y simple de cuidar a quienes nos rodean.

 

 

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