¿Cómo hacer que este día sea memorable para la futura esposa, no por acumulación de actividades a cada cual más original, sino a través de un impulso real y sincero de amistad? Parte de la respuesta está en conocer aquello que no hay que hacer
Antes se pensaba que las despedidas de soltera estaban un poco anticuadas o que eran cursis o incluso directamente vulgares. Por fortuna, las despedidas han evolucionado mucho de unos años a esta parte. Ya no es por fuerza una oportunidad para avergonzar a la futura esposa, sino más bien para pasar un rato de relajación, risas y grandes conversaciones entre amigas unas semanas antes de la boda. Pero ¿cómo organizar bien una despedida y celebrar la ocasión como merece?
No perdamos de vista el objetivo de una despedida, que es realizar una muestra de amistad hacia la futura casada y hacer que disfrute. Esto requiere conocer su personalidad, su carácter, sus gustos, sus hábitos… Aquí tenéis una serie de errores que no hay que cometer para hacer de este día un tiempo inolvidable.
Error n.° 1: no priorizar el disfrute de la futura esposa
La organización de una despedida de soltera es una ocasión magnífica para mostrar a la novia que la conocéis y que la queréis. ¿Es tímida y reservada? Entonces no se os ocurra ponerle un disfraz ridículo y hacerla pasear por la calle. Vosotras os desternillaréis de risa, ¡pero para ella será el peor momento de su vida!
Error n.° 2: descuidar los gustos de la futura esposa
El objetivo de una despedida es complacer a la afortunada. Tratad de informaros sobre todo lo que le gusta, lo que le divierte y lo que os haga pasar un buen rato entre amigas. ¿Que le encanta la buena comida? Reservad en un restaurante gourmet. ¿Prefiere relajarse y cuidarse? Elegid un buen spa. ¿Es aventurera? Una noche inusual en una cabaña o una yurta. ¿El arte y la historia? Una visita a un museo o un castillo.¿Deporte? Bicicleta, vela, tenis… ¿Algo más extremo? Saltar en paracaídas. Resumiendo: respetad los gustos y preferencias de vuestra amiga y adaptad las actividades en consecuencia.
Error n.° 3: ampliar o restringir demasiado la lista de invitadas a la despedida
Es difícil decidir a quién invitar o no a una despedida de soltera: es delicado juzgar quiénes son las más próximas a la futura esposa y quiénes no lo son lo suficiente… a riesgo de ofender o suscitar rencores. Así que, en caso de duda, hay un buen aliado a quien consultar: ¡el futuro esposo! También podéis pedir a la novia que escoja entre sus amigas quiénes quiere que asistan a su despedida. Eso minimiza la sorpresa, pero también pueden evitarse algunas historias…
Error n.° 4: olvidar poner al tanto al futuro marido
Escoger una fecha, inventar falsos pretextos, sorprenderla en su apartamento… Para todo eso os hace falta la ayuda del futuro esposo. Y sobre todo, ¡no olvidéis informarle de la fecha! Porque si el prometido tiene previsto un fin de semana romántico el mismo finde que habéis conseguido (tras largas decisiones por Doodle, WhatsApp y miles de mensajes de Facebook) que se reúnan las 10 mejores amigas de la prometida, y todas vienen desde el Quinto Pino para la ocasión… ¡vais a tener un problema!
Error n.° 5: salirse de presupuesto
Habéis definido un presupuesto para cada participante, pero todo el cúmulo de actividades han hecho que suba más de lo previsto… y algunas amigas refunfuñan y al final deciden no ir. Una lástima. Para evitar esto, será necesario revisar a la baja los gastos: ir a un camping mejor que un hotel, hacer un solo regalo en vez de los 3 de que habíais hablado, anular el curso de cocina…
Sea lo que sea que decidáis, ¡disfrutad de ese rato privilegiado entre amigas y de la alegría de estar juntas! Como los personajes de la novela de Anna Gavalda: “No pedían otra cosa que poder estar juntas felizmente. Y ni siquiera felices, no eran tan exigentes. Estar juntas, eso era todo”.