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¿Te resulta imposible perdonar? Claves para reconducir el rencor

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Shutterstock/Antonio Guillem

Perdonar es liberador.

Luz Ivonne Ream - publicado el 19/07/17 - actualizado el 10/02/23

El rencor no deja disfrutar la vida y nos hace perder la paz, pero hablar de perdón no es tan sencillo. Aquí tienes verdades y mentiras sobre cómo reconciliarse con otra persona

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¿Quieres dejar de vivir preso del rencor y del resentimiento? Perdona… Sencillito, ¿verdad? Pues no, no es nada fácil, pero sí creo que es más simple trabajar en perdonar que ir arrastrando pesadas y dolorosas cadenas de odio y antipatía por la vida en contra de aquel o de aquellos que nos han herido.

El vivir así no es vivir porque se deja de disfrutar de la vida, se pierde la paz y difícilmente se puede estar en armonía con uno mismo y con los demás. Cuando se perdona de corazón volvemos a ser libres para amar en plenitud. Solo así esa paz que antes se había perdido se recobra.

Este asunto del perdón se nos ha ido complicando aún más desde el momento en que no tenemos claro lo que es el perdón. Queremos ponerlo en el plano de la emocionalidad y no pertenece ahí, sino al de la voluntad. Justo eso es el perdón -al igual que el amor- un acto de la voluntad.

A mayor ofensa…

Perdonar es cancelar la deuda moral que alguien contrajo con nosotros y así quedar libres de cualquier rencor y resentimiento. Cuanto más grande sea la ofensa cometida, más grande será la necesidad de perdonar y de ser perdonados.

El perdón es parte de la «canasta básica espiritual». Conviene perdonar porque si no, el sufrimiento será doble. Primero, por la ofensa recibida. Y segundo, por el veneno que trae consigo el rencor y que causa cáncer en nuestra alma.

Hay ideas que es necesario tener claras para verdaderamente actuar y vivir el perdón.

Perdonar no es un sentimiento. Perdonar es un acto de la voluntad. Perdonar es una acción que conviene.

El primer paso para un verdadero perdón es la humildad de reconocer que yo también he ofendido y «necesito» ser perdonado.

Si perdono ya no debo sentir nada: Mentira. Es muy posible ya haber perdonado y aún sentir algo. Esto es parte del proceso de sanación. El tener memoria del evento y memoria del sentimiento no significa que no hemos perdonado.

Podemos caer en el engaño de creer que si no perdonamos seguimos lastimado al otro. Eso es rencor y este es como un veneno que yo me tomo pretendiendo que le haga daño al otro.

«Perdono pero no olvido»

El que me lastimó no se merece mi perdón: Puede ser. Sin embargo, tú sí mereces vivir libre y en paz.

No perdono porque no puedo: Mentira. Si no perdonas es porque no quieres porque el perdón es un acto de la voluntad.

Perdono, pero no olvido. Esta frase me parece por demás atinada porque, a menos que tengamos algún problema de memoria, las cosas difícilmente se olvidan. Es más, muchas veces conviene recordar sencillamente para estar alertas. Ahora, si al decir que “no olvido» espero a que llegue el momento de tener algún tipo de venganza o de ver que el agresor sufra, eso ya es otra cosa. Por lo tanto, perdonar no es lo mismo que olvidar. Lo óptimo es recordar y que ya no duela.

¿Y volver a estar juntos?

Perdonar implica reconciliarse y volver a estar juntos: Mentira. Incluso, muchas veces el poner tiempo y distancia es muy sano. Quizá hasta ayudamos más distanciándonos del agresor.

Cuando yo he perdonado estoy obligado a hacérselo saber: Mentira. El perdón es un acto personal que se activa desde el primer instante en que tengo el deseo y la voluntad de perdonar y no es necesario que el otro lo sepa. El perdón es una vía de un solo sentido.

Perdonar es muy fácil: Nada de eso. Sencillamente porque nuestra condición humana -débil y limitada- nos lo hace más difícil.

El orgullo y la imaginación dificultan mi capacidad de perdonar: Así es. Por eso hay que ver la ofensa en su dimensión real y nos daremos cuenta de que no fue para tanto.

No se logra el perdón hasta que haya una disculpa de por medio: Mentira. El perdón es una elección y uno elige perdonar, aunque el agresor no haya dado la cara.

Ya no te puedo volver a perdonar porque ya te he perdonado muchas: Mentira. El perdón es un acto renovable y se puede perdonar siempre. Quizá lo que ya no haya serán oportunidades para que existan más agresiones.

Cuando perdonamos le quitamos poder a nuestro enemigo sobre nosotros: Es verdad. Es por eso por lo que el perdonar no es heroico sino práctico.

¿Si perdono debo reiniciar esa relación de amistad? No necesariamente.

¿El problema desaparecerá?

Cuando perdono casi de inmediato sentiré paz: No siempre. Cuando yo elijo renunciar a mí «ego herido» no quiere decir que el problema desaparecerá o se arreglará de manera automática y sentiré paz.

Perdonar es elegir que se vaya cualquier pensamiento de venganza, rencor y autocompasión. Con esta elección no significa que de inmediato se logre la acción de perdonar. Es un proceso que se trabaja a diario.

Perdonar es desear cosas buenas. No es verdad porque cuando nos hacen daño sería muy hipócrita decir que le deseamos lo bueno. Lo práctico es comenzar a perdonar, lo heroico es que ya, a través del tiempo y con la ayuda de Dios, a esa persona le deseemos cosas buenas, bendiciones.

Tengo el derecho de deliberadamente negarme a perdonar: No conviene pensar así. ¿Acaso te crees mejor que quien te ha ofendido?

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