“El sembrador es Jesús”, que es uno “que no impone sino que propone”. “Se propaga con la paciencia y la generosidad de su Palabra, que no es una jaula o una trampa, sino una semilla que puede dar frutos”. Lo dijo el papa Francisco al explicar la famosa parábola del sembrador en el rezo del tradicional Ángelus el 16 de julio del 2017.
El Papa afirmó que Jesús hace una “radiografía espiritual” de nuestro corazón y ahondó en esta idea siguiendo las enseñanzas de la parábola.
En su intervención mostró cómo el corazón puede ser, como la tierra, bueno donde la Palabra da fruto; o duro, donde la Palabra rebota como en una carretera.
También explicó que puede darse el corazón o la tierra que no sean ni buena, ni dura sino que sean pedregoso, “de modo que la semilla germina, pero no consigue echar raíces de profundidad”.
Finalmente se refirió a la última tierra, la que está llena de zarzas que sofocan las plantas buenas.
Para papa Francisco esto representa ”las preocupaciones del mundo y la seducción de las riquezas”.
¿Cuáles son las espinas?
Papa Francisco explicó:
“Las espinas son los vicios que están en desacuerdo con Dios, que asfixian Su presencia: en primer lugar los ídolos de la riqueza del mundo, viviendo con avidez, por sí mismos, por tener y por el poder. Si cultivamos estas zarzas, ahogan el crecimiento de Dios en nosotros”.
“Preguntémonos si nuestros corazones están abiertos para dar la bienvenida con la fe de la semilla de la Palabra de Dios”, terminó explicando el Papa.
“Nos preguntamos si las piedras de la pereza son todavía numerosas y grandes; identificad y llamad por su nombre a las espinas de los vicios”.