“…os habéis acercado al monte de Sión y a la ciudad de Dios viviente, la Jerusalén celestial” Heb (12, 22)
Jerusalén es conocida como la ciudad tres veces santa. Judíos, cristianos y musulmanes reconocen en ella sus raíces. Podemos afirmar que Jerusalén es el cordón umbilical que une a los tres monoteísmos, ¿quieres saber por qué?
Como punto de partida, nos centraremos en la presencia de Jerusalén en los textos sagrados de los tres grandes monoteísmos. Históricamente, no podemos obviar que Jerusalén es profusamente recogida en los textos sagrados de los tres monoteísmos.
Desde el siglo XIX AC, Jerusalén aparece ya como un centro de referencia para acadios (Urusalim) y egipcios (Urushamen). Mencionada por primera vez en la Biblia con el nombre de Salem (Gn 14,18) y Jebús (Jos. 10, 1-2 y Jue. 19, 10), aparecerá como capital del reino unido con el nombre de Sión (2 S ,4-9 1R 11,42) y del Reino Judá en tiempos del rey David (1 R 14,21; Sal 122).
Su hijo Salomón construirá en el Moria el primer Templo de dedicado a Yahvé (1R, 6 y 2Cr 3, 1-14). Alrededor de su destrucción por los ejércitos de Nabucodonosor en 587 AC (2R 25; Jer 21; Lam 1-5; Ez 11, 1-13; 16; 3, 21-22) y reconstrucción tras el exilio en 538 AC (Neh 2, 11-7, 4; Is 44, 26; 49, 8-50, 3; 52,1-12; 6; Ez 36; 48, 30-35; Zac 12-14; Tb 13, 10-18) se desarrollará la historia del pueblo de Israel como “pueblo elegido” por Dios.
Como recogen los textos bíblicos, Jerusalén será no sólo la capital del Reino de Israel y luego de Judá sino el centro religioso del mundo judío.
Hablar de Jerusalén para los cristianos es sin duda retomar su protagonismo del mundo judío. Identificada frecuentemente con Sion como lugar del Templo, es el escenario de la vida pública de Jesús y testigo de su muerte.
El Nuevo Testamento tendrá a Jerusalén como testigo privilegiado de la Presentación de Jesús (Lc 2, 21-38); las tentaciones (Mt 4, 5; Lc 4, ); la predicación (Mt 5,35; 16, 21; 20, 18-19; 23-37; Lc 10, 30; 13, 4,33-34; 21, 20-24, 24-47; Jn 4, 21) y la muerte (Mt 27, 51).
Tampoco podemos olvidar que Jerusalén es el centro de la primera comunidad cristiana (Hch 1, 4-8,1; 15, 1-29). Los primeros cristianos están estrechamente unidos al Templo (Hch 2, 46; 3, 1-26; 5, 20-26, 42; 21, 26-22) y juega un papel relevante en la actividad de Pablo (Hch 21, 17-23; Ap.)
Para los musulmanes en cambio, la ciudad de Jerusalén (Quds) es la tercera ciudad santa del Islam. Aunque no aparece expresamente mencionada en el Corán, sí que aparece recogida la entrada de los israelíes en la “tierra prometida” (2, 58; 7, 161).
Siguiendo un criterio histórico puede decirse que los pasajes referentes al “viaje nocturno” de Mahoma (isrāʼ) y su “ascensión al cielo” (miʿrāŷ) (17, 1) se narran de una forma muy breve y vaga.
La Sunna sí que precisa algo más los datos respecto al viaje nocturno y la ascensión del profeta. Aquí se identifica Jerusalén como la Casa de la Santidad (bayt al-maqdis). Algunos hadices atribuyen a Mahoma algunas sentencias asegurando que la peregrinación debe incluir las tres mezquitas: Meca, Medina y la “alejada” de Jerusalén.
Sin embargo, cotejando la fuente histórica, dicha alusión a la “mezquita alejada” no puede identificarse con la mezquita de al-aqṣā. Ésta junto con la cúpula de la roca fueron construidas tras la conquista de la ciudad por el califa omeya abd al-Malik (685-705). Erigidas en el centro de la explanada del Templo, sirvieron para desviar a los peregrinos musulmanes de Meca a Quds en tiempo de conflicto bélico.
A pesar de esta presencia silenciosa de Jerusalén en las fuentes sagradas, ésta marcó la orientación del rezo. Es decir, hasta poco después de la hégira en 622, los musulmanes de Medina oraban orientados a Jerusalén, ya que Ka’ba era aún un centro pagano ( https://es.aleteia.org/2017/07/04/por-que-la-kaba-es-el-centro-espiritual-del-mundo-islamico/ ). Poco después ya lo harían hacia Meca, algo que les facilitó también diferenciarse del mundo judío.
De modo breve, hemos podido repasar cómo la ciudad de Jerusalén está presente en la historia y las fuentes sagradas del judaísmo, cristianismo e islam. No sólo como lugar geográfico, sino como símbolo de tierra sagrada, de tierra elegida por Dios.