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La natalidad bajó, en España, un 21,4 por ciento desde 2008 ¿qué hacer?

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Natalidad en Europa

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Salvador Aragonés - publicado el 06/07/17
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¿Por qué baja tanto la natalidad en España?

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La natalidad española ha bajado un 21,4 por 100 desde el año 2008 hasta el 2016, es decir en ocho años. Cada año baja la natalidad y según los datos del Instituto Nacional de Estadística conocidos ahora, también en 2016 la natalidad bajó un 2,8 por 100.

Este es un problema alarmante, porque el índice de natalidad es el más bajo de Europa (1,33 por mil, cuando en 1975 fue del 2,8 por mil) y año tras año el índice está muy por debajo de cubrir el recambio generacional (2,2 por mil), con lo que en el futuro los españoles serán los inmigrantes, sus hijos y sus nietos.

Por otro lado, el tema se agrava cuando ningún programa político, ni siquiera en los discursos programáticos, se apunta a ayudar a la natalidad y a la familia como uno de los problemas graves del país. Es más, ni siquiera se habla del problema. Preguntado un día a un ministro del Gobierno por qué no abordaba el tema, dijo: “subir la natalidad es muy complejo y se debe a muchos factores”. ¿Y no hay que abordar los problemas porque son complejos? Entonces no sé conjugar el verbo gobernar.

Junto a las cifras anteriores, hay otras que ahondan un poco más lo dicho. De los 408.384 nacimientos en 2016, un 18,4 por ciento fueron de mujeres extranjeras. Además, la edad media del primer hijo para la mujer española es de 32,5 años. España registró un crecimiento vegetativo negativo, dado que las defunciones superaron los nacimientos en 219.

Sin embargo, la cifra de matrimonios aumenta lentamente desde el año 2013, aunque la edad media del matrimonio para los hombres en 2016 fue de 37,5 años y la edad media de la mujer al casarse fue de 34,7. En 2016 el número de matrimonios aumentó un 2 por 100 con relación al año anterior.

¿Por qué baja tanto la natalidad en España? Sin duda que hay una serie de factores que inciden en este problema. Es curioso que la natalidad en España es hoy más baja que durante los tres años de la Guerra Civil (1936-39) con mucha menos población (Las consecuencias demográficas de la guerra civil, José Antonio Ortega y Javier Silvestre, Zaragoza, 2005). No se pueden buscar excusas a las dificultades de riesgo (salud, trabajo, ambiente), sino a otras causas.

La causa más importante tal vez es la dificultad que tiene la mujer en conciliar el trabajo con la familia junto a la necesidad de la familia de tener más ingresos: horarios laborales, horarios escolares, etc. La organización laboral en España está pensada para los hombres. Los padres no reciben ayudas significativas por cada hijo y deberían recibir una ayuda “suficiente” por hijo al tiempo que se le debería otorgar el cheque/guardería, como ocurre en Francia. Hay muy pocas guarderías públicas y las privadas cuestan mucho dinero que las familias normales les cuesta mucho pagar.

Otra causa es la poca ayuda del marido, y sobre todo la escasísima ayuda que otorgan las empresas y los organismos públicos. Las mujeres embarazadas o las ya madres no logran ayudas razonables ni por parte de las administraciones ni por parte de las empresas, las cuales encima “ven mal” que las mujeres tengan hijos.

También incide –y no poco—la escasa estabilidad de los matrimonios (más de un 60 por 100 acaban en divorcios), con lo que la mujer no quiere cargar con hijos si accede al divorcio o a la separación.

Así mismo, en España está poco valorada la familia, igual que la paternidad y la maternidad y sería muy necesario aumentar el reconocimiento social para las familias, y al mismo tiempo potenciar la autoconfianza entre las mujeres. Esto se consigue poniendo a la familia por encima del mercado, y los hijos por encima de promociones de empleo. No existen en España políticas familiares por parte de los partidos políticos y son muy pobres las del Estado.

Las administraciones públicas deberían invertir más en las familias, pues mientras en la Unión Europea se destina un 2,2 por 100 del PIB a las familias, en España solo se dedica un 1,4 por 100, y un 90 por 100 de las familias no tienen derecho a percibir prestaciones porque sus ingresos anuales superan los 15.000 euros. Falta pues un Estado con visión de futuro, con más sentido de justicia y más igualitario y no ayudar solo a las familias pobres o muy necesitadas.

Por regiones o comunidades autónomas, donde menos niños nacen es, por este orden, en Castilla y León, Aragón, Comunidad Valenciana, Cataluña, Madrid, Murcia y País Vasco.

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