Al ser la base de nuestros atuendos, es importante saberlos cuidar y llevar de la forma correcta
- Escoger mal la talla
Este es el problema número uno y, no te sientas mal, porque a casi todas nos ha pasado. De hecho, hay estadísticas que aseguran que más del 80% usan o han usado la talla incorrecta (porque no, no todas somos 34B).
¿Cómo solucionarlo? Muy fácil, debes ir a una tienda especializada para que te midan o pedirle el favor a una amiga. Primero debes poner la cinta métrica justo debajo de tus senos (hay un error común de hacerlo por arriba) y alrededor de tu espalda, ese número indica tu “ancho”, es decir, si eres 30, 34, 36, etc (si tu medida es impar, súmale 1).
Luego vas a repetir el mismo procedimiento pero esta vez en la parte más voluminosa de tus senos y alrededor de tu espalda para determinar la copa. Ese número que obtengas (que puede ser impar) se lo vas a restar al de tu ancho de espalda. Por ejemplo, vamos a suponer que tu primera medida fue 36 y esta segunda fue 39. Al hacer la resta, te da 3, lo que corresponde a una copa C (1 es A, 2 es B, 3 es C, 4 es D y así sucesivamente), por lo que tu talla ideal sería 36C.
- Usar el mismo brasier dos días seguidos
No es una cuestión de higiene (a menos que hayas sudado mucho ese día) sino de cuidado. Es importante que dejes descansar tu brasier para que así la cinta elástica recupere su fuerza y te duren más tiempo. Lo mejor es usarlos de forma interdiaria y lavarlos luego de la segunda o tercera vez (a excepción de los deportivos, por supuesto).
- No cambiar de estilo
Es común que cuando encontramos un brasier que nos queda perfecto lo compremos en todos los colores posibles. No es que esté mal, pero también es importante que tengas otros diseños para tus distintos tipos de ropa. En algunos casos te funcionará de encaje, en otros no; a veces necesitarás uno con un corte semi en V por el tipo de blusa; o en ciertas ocasiones requieres un poquito de ayuda con un push-up y en otras no.
- La manera de guardarlos
Muchas mujeres simplemente lanzan los sostenes a una gaveta como puedan (y hasta los empujan hasta que cierre) o cometen el error de meter una copa de un mismo sostén dentro de la otra para “tener más espacio”, lo que ocasiona que se deformen. La manera correcta de almacenarlos es tal cual los vemos en las tiendas, estiraditos y la copa de uno dentro de la copa del otro.
- El lavado
Lo más fácil es meterlos en la lavadora y ya, ¿cierto? pero eso terminará destruyendo la tela y forma de tu sostén. Lo ideal es que los dejes remojando en un jabón líquido especial de ropa íntima (que son mucho más delicados) por un par de horas, luego los enjuagues con abundante agua (si tienen alguna mancha particular, puedes restregarlo suavemente con tus manos) y le quites el exceso de agua sutilmente (nada de exprimirlos como si fueran una franela vieja).
Sé que también existen “momentos de emergencia” donde de verdad hay que meterlos en la lavadora y ya; en estos casos (que deben ser excepcionales), te recomiendo igual usar el jabón suave y comprar esas mallas protectoras que son como unos estuchitos donde los metes y los proteges un poco más. El uso de secadora siempre es un no rotundo.