Los monoplazas del “cavallino rampante” lucieron una señal de luto tras su muerte
En Enero de 2005, el equipo Ferrari tuvo la oportunidad de ser recibidos por San Juan Pablo II. A la audiencia acudieron, entre otros, el presidente de Ferrari, Luca Cordero de Montezemolo, y los pilotos Michael Schumacher, Rubens Barrichello y Luca Badoer.
Todos ellos sintieron algo especial. Barrichello afirmó que besar la mano de Juan Pablo II era uno de los deseos que más anhelaba y Michael Schumacher destacó que había sido “bellísimo ver la fuerza del pontífice”.
Esta visita quedó marcada en la escudería y los pilotos. Tanto, que cuando San Juan Pablo II falleció quisieron rendirle un homenaje. Al día después de su fallecimiento (2 de abril) se disputaba el Gran Premio de Bahrain y no dudaron en mostrar su duelo. Decidieron que el morro de los monoplaza luciera en color negro en señal de duelo por el fallecimiento del Pontífice.
La relación de Juan Pablo II y Ferrari se remontaba muchos años atrás. En 1988 el Sumo Pontífice visitó las instalaciones en Maranello y cambió su “papa-móvil” por un Ferrari.