Suavidad y placer para unas, dar el pecho durante la lactancia es para otras un mal necesario. Algunas madres desearían de todo corazón dar el pecho, pero no pueden; otras no querrían, pero se obligan a hacerlo.
Es un debate para el que nunca vemos fin, sobre todo antes del nacimiento del primer hijo, cuando no tenemos una opinión precisa sobre la cuestión y nos derrumbamos ante tantos argumentos a favor o en contra. Entre la visión utópica de la leche materna ideal y la visión apocalíptica de la lactancia, ¿qué tal si ponemos fin a algunas ideas estereotipadas?
Es cierto que la primera semana de la lactancia suele ser difícil: no sabemos bien cómo sostener al recién nacido, las subidas de leche pueden ser dolorosas, se intensifican los dolores de vientre, los famosos dolores de entuerto, etc.
La buena noticia es que todo se pasa en algunos días. Pero hay que tener constancia. Por eso aconsejo encarecidamente llamar a un experto, como una enfermera experimentada, para que los primeros días pasen lo mejor posible.
Los estudios científicos sobre este tema han demostrado que la lactancia no estropea los senos. Es ante todo el embarazo lo que influye en la calidad de los senos; también la edad y el peso tienen un papel importante. Intervienen otros dos factores: el volumen de los senos antes del embarazo y el fumar.
Esté o no la madre dando el pecho a su hijo, lo mejor es alimentarse bien, de manera equilibrada y con placer. Sobre todo en el momento del embarazo, ya que en el vientre materno el bebé comienza ya a experimentar el gusto.
Después de nacer, es preferible no cambiar nada de los hábitos alimentarios durante los tres primeros meses. El sistema digestivo del recién nacido ya es funcional, pero todavía no es capaz de reconocer y rechazar algunos alimentos que no puede digerir todavía. Así que, ante la pregunta: ¿puedo comer fresas durante la lactancia? Sí. La cuestión es no abusar de un alimento en particular.
En parte es cierto porque amamantar permite quemar calorías. Pero recuperar el peso de antes del embarazo dependerá ante todo del número de kilos ganados durante el embarazo. No hay ningún método mágico. Si la oferta excede la demanda, el peso no va a disminuir. Sobre todo teniendo en cuenta que la lactancia abre el apetito.
Todo depende de lo que entendamos por “práctico”. Por un lado, la madre puede ir donde quiera con el hijo sin necesidad de cargar con todos los bártulos. Por otro lado, el bebé tiene que acompañar siempre a la madre. El biberón permite que sea el padre o una tercera persona quien alimente al bebé, lo cual permite a la madre evadirse un poco. Dar el pecho es más rápido durante la noche: incluso se puede hacer medio adormilada y sin necesidad de preparar el biberón.
La leche materna se compone de tres capas que podemos comparar a una comida completa. Los primeros mililitros parecen una “sopa” que parece más un agua blanquecina que leche. Pero eso es solo el entrante. A continuación viene el plato principal, más consistente, y luego el postre. La leche materna cambia de consistencia durante una misma toma. También cambia según sea de día o de noche, verano o invierno y según la edad del bebé. Se adapta a las necesidades del niño y su capacidad de adaptación no desaparece por arte de magia después de los seis meses.
La cantidad de leche no depende del volumen de los pechos durante el embarazo, sino de las necesidades del bebé y de su demanda de leche. Incluso se pueden satisfacer las necesidades nutritivas de un bebé teniendo un solo pecho. Medir con un sacaleches cuántos mililitros se producen es un error y una fuente de frustración. Un sacaleches siempre obtendrá menos leche que un bebé, porque el bebé estimula las hormonas de la madre y permite la producción y la subida de la leche.
Una se puede quedar muy embarazada durante la lactancia. La lactancia nunca ha sido un método contraceptivo. Podemos hablar de una parada de la ovulación durante las primeras seis semanas después del parto, luego con la lactancia todo vuelve a funcionar.
No hay ninguna prueba científica que lo avale. El mejor método, el más sencillo, el más barato y el más eficaz para tener leche es ofrecer regularmente el pecho al bebé.