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San Antonio de Padua es conocido en todo el mundo con el calificativo de taumaturgo, que quiere decir el que “obra milagros”, porque durante su vida Dios realizó a través suyo numerosos prodigios. Aquí te relatamos sólo diez de los muchos que nos han llegado a través de los siglos.
1. Los gorriones encerrados
Fernando (su nombre de bautismo) era un niño muy obediente, tanto con Dios como con sus papás terrenales. Por esa razón su Papá del cielo un día lo premió.
Era la época en que los gorriones en bandadas hacían estragos en los trigales, y el padre de Fernando le había dado la tarea de cuidar el campo de los pájaros en su ausencia.
El niño contento obedeció, pero en un momento sintió un fuerte deseo de ir a rezar en la iglesia. Entonces llamó a todos los gorriones y los encerró en una habitación.
Cuando llegó su padre se enojó mucho al ver que Fernando no estaba en el campo y lo llamó para reprocharle, pero el niño le aseguró que los pájaros no comieron ni un grano de trigo y lo llevó hasta donde estaban encerradas las aves, y las soltó. El padre, maravillado, abrazó muy fuerte a su hijo.
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