"Guarda sin mancha sus manos consagradas, que a diario tocan tu Sagrado Cuerpo, y conserva puros sus labios teñidos con tu preciosa sangre..."
Un alma tan delicada como la de santa Teresa de Lisieux no podía descuidar pedir la pureza de los sacerdotes cuando oraba a Dios por ellos. Así se refleja en esta preciosa oración de la carmelita francesa, que puedes rezar uniéndote a ella:
Oh, Jesús, que has instituido el sacerdocio para continuar en la tierra
la obra divina de salvar a las almas,
protege a tus sacerdotes (especialmente a: …………..)
en el refugio de tu Sagrado Corazón.
Guarda sin mancha sus manos consagradas,
que a diario tocan tu Sagrado Cuerpo,
y conserva puros sus labios teñidos con tu preciosa sangre.
Haz que se preserven puros sus corazones,
marcados con el sello sublime del sacerdocio,
y no permitas que el espíritu del mundo los contamine.
Aumenta el número de tus apóstoles,
y que tu santo amor los proteja de todo peligro.
Bendice sus trabajos y fatigas,
y que como fruto de su apostolado obtenga la salvación de muchas almas
que sean su consuelo aquí en la tierra y su corona eterna en el cielo. Amén.
Teresa: una vocación que incluye todos los estados
Santa Teresita rezaba a Dios por las vocaciones y vivía fiel a su llamada. Para ella, de hecho, todas las vocaciones se resumían en una: el amor.
Hija, hermana, compañera, monja, misionera, doctora,… Santa Teresita del Niño Jesús encontró su camino al cielo y lo mostró a los demás.
Ella prometió que al morir derramaría una lluvia de rosas, y su belleza y su aroma espiritual han servido realmente de guía a millones de personas desde entonces.
¿Conoces a esta santa conocida como la «pequeña flor?

