Brad Pitt interpreta a un pintoresco militar del alto rango inspirado en un personaje real que fue puesto al frente de la guerra de Afganistán que terminó abandonando el puesto tras un incómodo artículo periodísticoLa guerra es un absurdo. Tal vez por esto el hombre también tenga algo de absurdo. Matarse sistemáticamente, sea cual sea la razón que se esgrima, no tiene sentido alguno, por más que uno lo quiera maquillar.
Por esta razón siempre me ha fascinado la óptica militarista por lo que hay de contradictorio en la cohabitación de conceptos como paz y armas. War Machine, la última y formidable apuesta de Netflix deambula por estos derroteros.
Su personaje principal es el general Glen McMahon, un militar situado el frente de las tropas americanas en la guerra de Afganistán. El personaje está interpretado por Brad Pitt, que propone una mezcla entre el psicótico enfermo mental de 12 monos y el militar, un pelín psicópata, de Malditos bastardos. Vamos, que no se trata de un tipo normal.
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McMahon es algo así como un estereotipo que sabe que es un estereotipo. Un hombre disciplinado y estricto consigo mismo y con los que le rodean hasta rozar el ridículo. El personaje está basado, con todas sus licencias, en un militar real, el general Stanley McChrystal, el general que Barak Obama puso al frente de la guerra afgana nada más llegar a la Casa Blanca. Sin embargo el asunto le salió rana y un periodista de pluma afilada y los contactos necesarios publicó un artículo en la revista “Rolling Stone” que puso a McChrystal a la altura del betún, tanto, que le costó el puesto.
War Machine habla de todo esto, pero lo hace con soltura, con sentido del humor y, esto es importante, sabiendo cuando se tiene que poner seria. El film de David Michôd retrata a un general al borde la caricatura, casi estúpido pero que está tan entregado a su causa que al final resulta incluso lastimoso. McMahon no atiende a sentimientos, éticas o moralidades, únicamente se rige por una fórmula castrense que le dice que lo correcto es hacer la guerra. Punto.
De hecho, el film de Michôd, supone una de las disecciones más entretenidas e ilustrativas de la maquinaria política interna de una guerra. Puede que War Machine sea un film bélico, pero lo es desde los despachos de la burocracia. Con la película de Michôd puede que resulte un poco más fácil comprender por qué se toman decisiones estúpidas en situaciones dramáticas, sencillamente porque están controladas por personas estúpidas convencidas de que son la solución.
War Machine es, además, un nuevo ejemplo de como el cine está cambiando. La película de Michôd dura dos horas y está pensada para una plataforma de pago en Internet y eso se nota. Y no en el hecho de que haya más o menos presupuesto o en sus escenas de acción, si es que las hubiera. War Machine es un largometraje que tiene algo distinto. Tiene otro ritmo, otras prioridades e incluso otros acentos.
Se aprecia que estamos en la antesala de algo diferente. El cine va a dar un nuevo paso e Internet tiene la culpa. Ya no hace falta pegar al espectador a la pantalla con apabullantes escenas de acción, parece que empieza a bastar con una buena historia. Y esto huele Netflix. Gracias a Internet.
Ficha Técnica
NO RECOMENDAD PARA MENORES DE 13 AÑOS
Título original: War Machine (2017)
País: Estados Unidos
Director: David Michôd
Guión: David Michôd, según la novela de Michael Hastings.
Música: Nick Cave y Warren Ellis
Género: Comedia/Drama/Bélico
Cadena: Netflix
Reparto: Brad Pitt, Tilda Swinton, Topher Grace, Will Poulter, Anthony Michael Hall,Emory Cohen, Ben Kingsley, John Magaro, Alan Ruck, Scoot McNairy,Keith Stanfield, Josh Stewart, Meg Tilly, RJ Cyler, Griffin Dunne, Hopper Penn,Russell Crowe