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La sección de refrigerados del supermercado es cada vez más amplia, encontramos un sinfín de quesos de untar distintos. Algunos con diferentes sabores, tapas de distintos colores, light, reducidos, sin sal, entre muchos más y el problema es no saber cuál elegir.
Hay una gran variedad de quesos, pero los más consumidos son los de untar o también llamados quesos fundidos o procesados. Tienen un agradable sabor se le puede dar diferentes usos en la cocina: ensaladas, sándwiches, salsas o simplemente para untar el pan o la galleta.
El Codex Alimentarius (código de normas de alimentación internacional) lo define: “El queso fundido es un queso fresco, que se obtiene del picado, mezcla, fusión, emulsión, tratamiento térmico y agentes emulsionantes de una o más variedades de quesos, con o sin la adición de otros productos alimenticios”.
Los ingredientes que se utilizan son principalmente leche entera o descremada pasteurizada, crema, otros productos lácticos, aromatizantes y especias.
¿Cuáles son sus propiedades nutricionales?
El queso contiene aminoácidos esenciales que le dan al producto un aporte en proteínas de alto valor biológico. Las proteínas varían entre el 1% y hasta el 4%.
Además se destaca por ser una fuente excelente de calcio que varía de acuerdo al contenido de agua y el método de manufactura. Es ideal para prevenir la osteoporosis. Otros minerales que se encuentran en menor proporción son el fósforo y el potasio que también ayudan en la mineralización ósea. El magnesio favorece el buen funcionamiento de los músculos y del sistema nervioso.
Tiene una alta proporción de grasas específicamente entre 0% a 6 % saturadas y colesterol, pero que varían según el tipo de queso (común, descremado, magro, por ejemplo). En cambio los hidratos de carbono son muy bajos y suele mantenerse en la misma proporción de 1% y 2% en casi todos los quesos.
El cuanto al contenido de vitaminas depende del contenido de grasas del producto, las principales son las vitaminas A, D, E y del complejo B.
Es importante tener en cuenta que su contenido en sodio es elevado, se adicionan con el fin de reforzar el sabor del queso y como conservante. Por lo tanto deben moderar o evitar su consumo aquellas personas que presenten hipertensión arterial o triglicéridos altos.
Su contenido calórico también es alto y variable según el tipo de queso (magro, común), oscila entre 60 a 350 kcal en 100 gramos. Por lo que es muy importante observar el etiquetado nutricional para ver los aportes de energía por porción de alimento.
¿Cuáles son las variedades que se encuentran en el mercado: