Parejas de novios que se hieren, gente que sale a la caza en las fiestas y en las apps de citas, que acepta recibir mucho menos de lo que sabe que merece …Estamos acostumados a ver parejas de novios que se hieren, terminan y vuelven a salir juntos cada dos por tres. Estamos acostumados a ver personas que encadenan un noviazgo tras otro. Gente que sale a caza en las fiestas y en las apps de citas. Gente que acepta recibir mucho menos de lo que sabe que merece. Y el problema es este: estamos acostumbrados.
En el devenir de la vida, las frustraciones acumuladas hacen que muchos se vuelvan susceptibles a aceptar cualquier cosa. Lo interesante é que nos preguntamos diariamente dónde está el amor de verdad. ¿Cuándo fue la última vez que recibimos flores? ¿Una tarjeta con frases que no hayan sido copiadas de internet? ¿Un gesto de delicadeza mínimo y singular? Del tipo sin precio y elaborado sin prisa.
¿Tanto nos hemos endurecido?
Hay también quien queda atrapada por el tipo que vive encima del muro. El hombre que no se decide. La cuestión es: no se juega con los sentimientos ajenos, y quien no está tomando una decisión, ya está tomando una. La relación de verdad incluye esfuerzo, elecciones y renuncias, y quien no sabe qué rumbo tomar, debería tener el mínimo de respeto y consideración para no arruinar la vida de la otra persona. Es necesario atención y delicadeza para dejar las cosas claras. El amor implica espera, sí, pero no queremos esperar eternamente. No debemos.
Es bello mirar al lado y encontrar a alguien que eligió quedarse. Alguien para quien vale la pena darle tu tiempo y afecto. Con quien no tienes que esforzarte por entrar en su mundo. En una alianza de verdad, ganamos flores y calidez. Es justo que sea así. Con manifestaciones concretas de cariño.
El amor no se mendiga. Existen los conflictos, está claro, y existen todas las alegrías y frustraciones de una vida a dos. Viene en el pack. Por eso mismo, hay que poner tierra en la maceta y regar cada día. Los dos. Es así: el amor se aprende, nadie llega preparado. Lo que no es admisible es ahorrarse los detalles para con el otro, tener miedo a expresar sentimientos, o vivir en una espera eterna, que te anula, que te hiere. No. Tenemos que vivir la relación con el otro en toda su dimensión, su inmensidad. Tan humana. Tan divina.
¿Sabes? Sé la persona que Dios te llama a ser. Sólo acepta en amor si es del tamaño que mereces. Y nunca te contentes con migajas.
(Por Marília Saveri, via Shalom)