La arqueología y los estudios afirman que el Acueducto de Segovia es una construcción romana realizada entre los años 112 y 116, durante el sexto consulado del Emperador Trajano. En Segovia no obstante no piensan lo mismo, existe una leyenda que muestra que la autoría no es romana sino del mismísimo diablo y que fue la pereza y no la arquitectura y el ingenio humano la verdadera causante de esta magnífica obra de ingeniería.
En Segovia sus habitantes lo tienen claro. Fue el diablo quien junto a una legión de pequeños diablos realizaron la construcción en un sólo día. Cuentan que la ciudad de Segovia no tenía acceso al agua y que los habitantes debían hacer un duro y largo recorrido para ir a buscarla. Un día una joven harta del trayecto afirmó: “Daría lo que fuera porque el agua llegara sola a las puertas de la ciudad para no tener que volver nunca a recorrer este camino”.
Rápidamente apareció el demonio (con el aspecto de un apuesto hombre) que le propuso un trato: su alma a cambio de que el agua llegara a la puerta de su casa. Lo construiría antes de que saliera el sol. Ella sin dudarlo aceptó.
La joven comenzó a pensar en lo que había hecho y por la noche se acercó a la zona donde se encuentra el acueducto. Allí se encontró al demonio que junto a una legión de pequeños demonios estaban construyendo a toda velocidad el ingenio.
Muy asustada la joven volvió a su casa y rezó, rezó y rezó. Pedía a Dios muy arrepentida que por favor no dejara que el diablo se llevara su alma. Los cientos de diablos celebraban ya su gran éxito cuando de repente y antes de lo que ellos habían supuesto apareció un rayo de sol. Sólo quedaba una piedra por poner y el diablo había sido vencido. El diablo enfurecido desapareció de la ciudad y en el hueco que quedó los habitantes decidieron poner una imagen, la imagen de la estatua de la patrona de la ciudad: la Virgen de la Fuencisla.
¿No crees esta leyenda? Aquí un vídeo-recreación de cómo ocurrieron los hechos:
Hoy celebramos a...